Los expertos reclaman un plan sobre las corrientes que evite los errores del 'Prestige'
El día que se hundió el Prestige emergieron las carencias de la oceanografía española, como la falta de un sistema operativo para predecir la trayectoria del fuel, algo fundamental para las tareas de limpieza. Los científicos establecieron y coordinaron el sistema de predicción en dos semanas tras el hundimiento. Ahora reclaman que el sistema se consolide para catástrofes futuras, en una iniciativa que involucre a la administración, según explicaron en las jornadas Oceanografía y recursos marinos, organizadas por la Academia de Ciencias la semana pasada en Madrid.
La predicción de la trayectoria del fuel del Prestige era especialmente difícil e importante por lo lejos de la costa que estaba el barco (se hundió, a 246 kilómetros de Galicia, el 19 de noviembre), "lo que hizo que el vertido llegara a la costa difuso y fragmentado", según Joaquín Tintoré, director del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), del CSIC, y coordinador del Sistema de Oceanografía Operacional. Así se denomina al sistema que calcula la trayectoria a partir de los datos de las corrientes y la climatología, entre otros factores. El Prestige soltó más de 20.000 toneladas de fuel en su procesión frente a Galicia.
El problema es que el conocimiento de las corrientes en España era muy parcial y no existía un sistema coordinado para recoger los datos, explicó Tintoré. Hubo que involucrar a mucha gente. Entre el 14 y el 22 de diciembre, un buque del Instituto Español de Oceanografía midió las condiciones del océano en Galicia. El 19 de diciembre el CSIC lanzó cuatro boyas de deriva, que, seguidas por satélite, sirven para estudiar las corrientes. Las cuatro fueron paralelas a la costa y llegaron a Cantabria unos 12 días después del lanzamiento, como hizo parte del fuel. Las condiciones meteorológicas se obtuvieron de los modelos atmosféricos globales y del Instituto Nacional de Meteorología. Las simulaciones de corrientes, de Puertos del Estado, la Universidad de Cantabria, la de Santiago y el Imedea. El seguimiento por satélite lo hizo la Agencia Europea del Espacio. Los datos obtenidos se transmitieron, por primera vez en España en tiempo real, al Imedea, donde aplicaron los modelos matemáticos, según el Comité científico Asesor. Así, los científicos completaban la predicción sobre qué iba a ocurrir en la mar.
Ahora faltaba saber qué iba a hacer el fuel, cómo se iba a dispersar, evaporar e ir al fondo, según el estado de la mar y el tiempo transcurrido. Esto lo hace un modelo de dispersión de la Agencia Nacional de la Atmósfera y el Océano (NOAA) de EE UU, que predice la evolución del vertido. Este modelo se ha convertido en una herramienta clave en los vertidos. La predicción final iba del Imedea a los encargados de coordinar la recogida de fuel. Además de para vertidos, el sistema sirve para salvamento marítimo.
La puesta en marcha en ese tiempo fue "ejemplar", según Tintoré: "Era Navidad y estábamos cada uno en una punta de España al teléfono, recopilando y tratando datos". Antes de que el sistema funcionara, la predicción más fiable la hacían Francia y Portugal. Tintoré reconoció diplomáticamente que "las primeras semanas otros países tuvieron mejor respuesta".
El director del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, Antonio Figueras, advirtió: "Si el operativo no tiene continuidad, toda esa gente tomando datos en alta mar el día de Navidad hizo un trabajo inútil". Los expertos inciden en la necesidad de que exista un sistema permanente. "Hay que trabajar pensando que volverá a haber otro Prestige. Ha sucedido antes y frente a Galicia pasan 600 barcos al día. Esto no es una catástrofe imprevisible", señala Figueras. Tintoré coincide: "En catástrofes como ésta lo mejor es no tener que pensar, sino tener protocolos de actuación definidos y un sistema de previsión".
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