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Apuntes

La Universitat de València encabeza en España la asistencia a estudiantes con discapacidad

Un total de 315 alumnos con problemas de audición, motricidad o ceguera acuden a las aulas

"No sólo se trata de dar facilidades, sino de no complicar más las cosas". Esto es lo que espera Marta, de 25 años y estudiante de Educación Social, de la Assessoria Universitaria d'Estudiants amb Discapacitació de la Universitat de València, unas dependencias al servicio de los 315 estudiantes con discapacidad de la institución, donde se ayuda a los alumnos en función de sus dificultades. Y, comparado con el instituto de secundaria, a expensas muchas veces de la buena voluntad de los profesores, no hay color. Marta es usuaria de la sala de ordenadores adaptados, pero también usa libretas especiales autocopiantes que ponen a su servicio. Usadas por sus compañeros, a la vez que toman nota en clase, hacen una copia instantánea, lo que le facilita la toma de apuntes. Además, la universidad le permite hacer los exámenes con ordenador, ya que la atrofia muscular que la obliga a desplazarse en silla de ruedas le impide escribir durante un tiempo prolongado. Se trata simplemente de ayudas destinadas a equilibrar las desventajas que tiene respecto a sus compañeros. Nada más: "A mí nadie me regala la nota", subraya Marta.

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Desde hace algo más de 10 años, la asistencia de alumnos con algún tipo de discapacidad en las universidades ha pasado de ser algo casi anecdótico a generalizarse en la mayoría de los centros. Esta situación tiene un claro ejemplo en la Universitat, uno de los centros españoles que mayores esfuerzos ha realizado. De hecho, es la universidad presencial que más alumnos discapacitados de todo el país tiene en sus aulas, ya que sólo la Universidad Nacional de Educación a Distancia está por encima del centro valenciano en estudiantes matriculados.

Estudio comparado

De acuerdo con un estudio comparado realizado en 1998, en la Universitat de València se asistió a 79 alumnos con discapacidad, frente a 47 en Salamanca, los 42 de la Complutense o los 42 de la Autònoma de Barcelona. Como apunta Francisco Alcantud, coordinador de la asesoría para estudiantes con discapacidad y profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación, la generalización de un punto de vista integrador en la educación impulsado por la LOGSE fue un factor determinante para que las personas con problemas no abandonaran los estudios en la educación primaria y la secundaria, de forma a principios de la década de 1990 se notó una mayor afluencia de estos alumnos.

Ante esta situación, los centros académicos reaccionaron. En el caso de la Universitat de València, con la creación de un primer servicio en 1990 y la elaboración en 1995 de un estudio de calidad de vida de estas personas, dirigido a orientar a la universidad hacia las necesidades de estas personas. Poco después, el servicio se quedó corto y a través de un proyecto europeo se creó un recurso mejor dotado que ha desembocado en la actual Assessoria d'Estudiants amb Discapacitat, creada en 1998. Su objetivo es garantizar la igualdad de condiciones de estos estudiantes con el resto de compañeros y ayudarles en su tarea de integración en todos los aspectos relacionados con su vida universitaria.

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Este curso, de los 315 estudiantes con discapacidad, 65 tienen diferentes deficiencias visuales, un centenar problemas motrices, unos 40 auditivas y el resto otros problemas. A todos ellos, la Universitat les ofrece diversos recursos para suplir sus limitaciones. En el caso de las personas ciegas, apuntes grabados en cinta, libros y exámenes en Braille o la posibilidad de usar un ordenador adaptado para tomar apuntes.

Además, la Universitat y la ONCE han firmado un convenio destinado a adaptar los ordenadores y los lugares de estudio a los estudiantes invidentes. Por el acuerdo la organización de ciegos asume también la transcripción a Braille de apuntes, libros y el resto de material docente. La universidad también facilita receptores a alumnos con problemas de audición que les transmiten directamente la voz del profesor con un volumen ajustado a sus necesidades y ofrece un servicio de voluntariado integrado por alumnos que ayuda a transcribir exámenes y apuntes o acompañar a los estudiantes con problemas de movilidad. Además, colaboran en el desplazamiento de las personas que no pueden moverse por si solas o acompañan a realizar los trámites universitarios -el servicio se circunscribe al ámbito académico-.

La asesoría incluso realiza pruebas de velocidad de escritura y si los alumnos tardan más debido a algún problema derivado de la discapacidad, recomienda a los profesores compensar este retraso con más tiempo en los exámenes. Un diverso abanico de recursos dirigido a "facilitar la igualdad de oportunidades, pero no a garantizar que aprueben las asignatures", como apunta Alcantud.

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