"Los gritos son un anzuelo para el espectador que zapea"
El concurso Waku-waku volvía a La Primera el pasado domingo rebautizado como Jimanji kanana (1.950.000 espectadores y un 23,6% de cuota de pantalla).
Con él pisa de nuevo los platós de Televisión Española Narciso Chicho Ibáñez Serrador (4 de julio de 1935, Montevideo, Uruguay), embarcado en otros mil proyectos. De ellos, la niña bonita es la versión revisada de Un, dos, tres..., el formato que estrenó hace ya 30 años. Pide tiempo para poner en marcha un macroespectáculo donde las equis preguntas acertadas a tantos euros cada una, los números musicales, los Supertacañones, la Ruperta, y el "hasta aquí puedo leer" pelearán por hacer "adictos a la lectura". "La labor más difícil que puede llevarse a cabo hoy en día", reconoce el veterano realizador.
Pregunta. ¿No se había jubilado después de recibir el Premio Toda una Vida 2001 de la Academia de la Televisión?
Respuesta. Con mucho respeto a mis compañeros, ese reconocimiento me pareció una marranada. Las mejores cosas de mi vida las habré hecho de ahora en adelante.
P. ¿Como el nuevo Un, dos tres...? Un proyecto que, asegura, tiene "asustados" a los responsables de la cadena pública.
R. Por los costos. Es un programa muy caro. Cada semana, Un, dos tres... se basaría en una novela, que se vendería previamente en los quioscos a bajo precio, con un bono para concursar bajo el lema: 'Si lees este texto con atención, sabrás la respuesta a cualquier pregunta que puedan hacerte'. Todo ello apoyado con llamadas desde casa y la presencia en el plató de Antonio Gala, resumiendo, por ejemplo, La ballena blanca, o el futbolista Raúl, con las Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe... Y música, chicas, decorados... El caramelito tiene que ser muy apetitoso para que no se note su finalidad. ¿Me lo compras?
P. ¿Aún se llega a tiempo de reconducir el modelo de televisión que se ve en España? Hace 10 años usted ya reclamaba un código ético. ¿En qué términos?
R. Siguiendo el modelo británico. Evitar el exceso de violencia, planos innecesarios, no hacer de la discusión un gancho para la audiencia... Los gritos son un anzuelo perfecto para el espectador que practica el deporte del zapeo. Por eso se propicia el grito y el insulto.
P. Tanta intimidad en tantos magacines y reality shows y la que armó el simple anuncio del estreno, en 1990, de Hablemos de sexo, presentado por Elena Ochoa. ¿Cómo lo haría ahora?
R. Sin duda alguna con Lorena Berdún [Me lo dices o me lo cuentas, Telemadrid], aunque, por la audiencia, está tomando caminos que no debería. Se está perdiendo como sexóloga y psicóloga y, sobre todo, como comunicadora. La admiro muchísimo, pero tiene que tener cuidado. Si lee esto, que me llame.
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