Humor y pasatiempos

Es poco frecuente que los niños o adolescentes se dirijan a la Defensora del Lector para expresar sus sugerencias o quejas por los contenidos del periódico. Lo que no quiere decir que no las tengan o se preocupen por ellos, como bien demuestra la detallada crítica de Borja S., de Barcelona. Borja, ya un joven, pero viejo lector de Pequeño País -confiesa que tiene 19 años y que lo lee "desde que tiene recuerdo"- se queja de su "pérdida de calidad", y centra el razonamiento en la tira cómica de la irreverente familia Simpsons.

"Desde que aparecen las tiras de los Simpsons he estado tentado de escribirle. Suelo ver la serie en televisión y siempre me ha parecido bastante buena, con una socarronería, ironía, mordacidad... que en el cómic de Pequeño País brillan por su ausencia. Y lo que es peor, mientras que en la serie de TV la "vulgaridad", la personalidad de sus protagonistas y sus secuencias son divertidas por exageradas unas veces y por irreales o surreales otras, nada de ello suele percibirse en la tira dominical, que adquiere un tono zafio e insulso y, en algunas de ellas, insultante, como la del domingo 23 de marzo: ¿qué tiene de divertido que se le retire un premio a un "gordo patético"? No encuentro palabras ya para describir la viñeta de los "empollones de Springfield (...) que lanzan como niñitas". En resumen, mientras que en TV se perciben ciertas actitudes y situaciones que parecen en la sociedad real "escandalosas" (aunque se den) y deberían desaparecer, ello no queda tan, nada, claro en el cómic de Pequeño País, y, dada la edad de quienes lo leen, no sé lo recomendable que es que se publique".

Todas las edades

Ana Bermejo, coordinadora de Pequeño País, responde, también detalladamente, a las dudas del lector, explicación que asume el subdirector de EPS y responsable del mismo, Alex Martínez Roig. "Me da la impresión de que el lector mezcla conceptos: porque la falta de calidad que ha apreciado con el paso del tiempo más bien parece una falta de cantidad, debida al cambio que ha experimentado la publicación en los últimos años", dice Bermejo, en clara referencia a la pérdida de páginas. "Pero es en los Simpsons donde parece centrarse la crítica del lector. Evidentemente, el humor de los Simpsons es socarrón, mordaz, y en ocasiones ácido e iconoclasta. Y lo es tanto en la serie televisiva como en el cómic. Probablemente la gran diferencia que el lector aprecia, en cuanto al tratamiento de la realidad, la vulgaridad o lo inapropiado de algunos guiones, responda más a la inmediatez del medio televisivo -una secuencia dura un segundo y desaparece, mientras que el papel permite leer una y mil veces el mismo argumento, analizándolo hasta el más mínimo detalle- que a una auténtica diferencia en el tratamiento".

Bermejo asegura que las páginas de los Simpsons que se publican en Pequeño País llevan un control exhaustivo. "Enviadas directamente por Bongo Internacional (su propietario) desde Estados Unidos, son revisadas, traducidas (la traducción se realiza por el traductor de todos los cómics, cromos y álbumes de los Simpsons que se publican en España), rotuladas y reenviadas a Estados Unidos para su aprobación. Bongo cuenta con un equipo de traductores de habla hispana que controlan de forma milimétrica que los textos, espacios, comas y puntos sean traducción exacta del original. No obstante, EL PAÍS, en ocasiones, ha exigido cambios en los guiones, por considerar que sus expresiones no eran aptas para nuestro público; llegando a no publicar páginas que considerábamos de algún modo inadecuadas para nuestros lectores. Y aquí podríamos centrarnos en el tema de la audiencia. ¿Cuál es la franja de edad a la que va destinada 'Los Simpsons'? Los estudios de audiencia de la serie televisiva, que bate récords en todas sus temporadas, demuestran que Los Simpsons es seguida por igual por niños a partir de cuatro años, jóvenes y adultos. La única franja de edad que parece resistírseles es la de los adultos de más de 60".

Revoltigrama

Los neurólogos recomiendan, para luchar contra la pérdida de neuronas y el deterioro de las funciones cognitivas a determinadas edades, mantener el cerebro activo. Un buen método para ello, a la par que entretenido, es enfrentrarse a pasatiempos de lenguaje, como crucigramas o similares. Así lo han entendido algunos de nuestros lectores, fieles seguidores del revoltigrama, que andan preocupados por la desaparición, en las últimas semanas, de su pasatiempo favorito.

Uno de ellos, Jesús Roa, lo resume: "Deben darse cuenta de que muchos lectores somos gente mayor que, además de leer el periódico, nos entretenemos con los pasatiempos. Desde hace unos días no publican el revoltigrama que venía haciendo hace años y me ayudaba a mantener la mente activa. Por favor, rectifiquen". La queja es reflejo de otras muchas que esta Defensora ha recibido por carta y teléfono.

El director adjunto, José María Izquierdo, explica esta ausencia. "En estos momentos existen ciertas dificultades con la entrega de los originales, y estamos estudiando la manera de encontrar una solución. Pedimos a nuestros lectores un poco de paciencia".

Estaba en la foto

Las quejas de "afectados" por aparecer en fotos suelen ser frecuentes. Lo contrario, bastante raro. Pero existen casos. Paloma Varela Nieto, catedrática del instituto de enseñanza media Ramiro de Maeztu, y profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid, se considera afectada, y se queja por ello a esta Defensora, por no haber aparecido en una foto publicada en EL PAÍS (21 de mayo, página 34 de Sociedad), entre los premiados en el XXV Concurso de Experiencias Educativas, de Editorial Santillana.

Varela, premiada como profesora del IEM Ramiro de Maeztu, confiesa su "desagradable sorpresa" al haber sido eliminada, junto con otras tres o cuatro personas colocadas en el extremo derecho de la foto, "de una forma desconsiderada". Sumamente molesta por ello, Varela se puso en contacto con la Redacción de EL PAÍS, donde le explicaron que el corte de la fotografía obedecía a una cuestión de edición, algo que es frecuente en todos los periódicos, que no se considera manipulación y que permite el Libro de estilo de EL PAÍS. Pero la explicación no fue suficiente y Varela insiste en "considerarse perjudicada" por no aparecer en la foto, "donde, según el pie de la misma tenía que estar". Y, efectivamente, en esto tiene razón. El pie rezaba: "Los premiados, con el presidente del Grupo PRISA, Jesús de Polanco, y el rector Gregorio Peces-Barba". Cuando hubiera sido más correcto poner: "Algunos premiados", o "Parte de los premiados" .

Quede constancia: la señora Varela Nieto fue premiada y estaba en la foto, aunque no saliera su imagen.

Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electrónico (defensora@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.