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El festival echa a andar con todos los abonos agotados

Casi 10.000 personas siguieron las actividades diurnas del primer día de festival Sónar. Electrónica, calor y color, entre el público que asistió a los conciertos y actividades variopintas en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) durante la primera jornada. Para mayor felicidad de sus organizadores, por primera vez en sus diez ediciones, el Sónar agotó todos los abonos puestos a la venta, por lo que los números vuelven a decantarse en favor de esta iniciativa con vitola una vez más de triunfal.

Tras la sorpresa protagonizada por Björk en la noche del miércoles, en la que interpretó cuatro temas junto a Matmos en la fiesta de la BBC en la sala Razzmatazz, el principal reclamo de la primera cita bajo el sol fueron las propuestas del sello Anticon y Jazzland. La palma se la llevó el pianista noruego Bugge Wesseltotf, responsable de Jazzland, cuya actuación logró que el público se olvidase incluso del calor.

Menos triunfal fue la presentación del sello Anticon. Abrió plaza Sole, un recitador que se ponía rojo al largar su incesante cascada de palabras. Significando el carácter herético de su hip-hop, Sole se hizo acompañar por tres manipuladores de teclados, samplers y cajas de ritmo. La actuación menos interesante fue la de Themselves. Acabó convirtiéndose en una broma expresada por una voz que parecía salir de su nariz. Para el olvido. Más intencionado estuvo Sage Francis, quien protagonizó una actuación convincente aunque no reveladora.

Cerró la noche Matthew Herbert y su big band, que ofreció ayer el primero de sus dos conciertos en el Auditori.

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