Varios encierros en institutos de Valencia marcan el fin de curso

El curso en el distrito del Marítimos de Valencia termina como empezó: de manera conflictiva. Al malestar acumulado por padres, alumnos y profesores por el largo periodo de escolarización en módulos prefabricados -debido al retraso en el inicio de las obras del nuevo edificio previstas en 1999- se ha sumado la intención de Educación de eliminar el grupo de bachillerato mixto en valenciano del instituto Isabel de Villena, debido "al escaso número de alumnos matriculados para el próximo curso". Este estira y afloja culminó la noche del lunes con un encierro en el centro, al que se unieron los otros dos intitutos públicos de la zona -el Ramón Llull y el Sorolla- donde también se baraja la supresión de la línea en valenciano. Según la presidenta de la confederación de padres de Valencia, Carmen Molina, que visitó a las "más de 300 personas" que siguieron los encierros en los tres centros, "de confirmarse la supresión, los afectados se verían obligados a estudiar en centros alejados de sus domicilios para garantizar su escolarización en valenciano".

Molina calificó la situación de "atentado contra la normalización lingüística" porque, "según las previsiones, los centros superan el número mínimo de alumnos para constituir los grupos". Un argumento que la consejería descalificó ayer con una batería de datos, según los cuales "la oferta de puestos escolares en valenciano en la ciudad de Valencia supera las 380 plazas, mientras que la previsión de matrícula está en 272 alumnos, lo que supone un 140% más de oferta sobre la demanda real". El responsable de Centros, Herminio García, puntualizó que, "en el caso puntual del Isabel de Villena, sólo hay 13 alumnos en 4º de ESO", de manera que "crear un grupo de bachillerato en valenciano de 35 plazas, supondría dejar vacantes más de 25". García subrayó que "los sindicatos reconocen la escasez de alumnos", por lo que, "lamentó la actitud de algunos agentes de la comunidad educativa".