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ESTA SEMANA
Columna
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Arrojo de sinceridad

Nunca está de más que nuestros políticos tenga un gesto de sinceridad y reconozcan, alguna vez, al menos, que una cosa es mantener la coherencia con lo que se afirma con anterioridad y otra bien distinta llevar a la prácticas esos principios que se plantean cargados de buena voluntad. Ese criterio, elevado casi a regla de oro, de respetar a la lista más votada en estas elecciones municipales ha quedado en nada si se comprueba la evolución de los populares a la hora de configurar las mayorías de gobierno en los Ayuntamientos. De modo, que si se entiende bien lo que ha asegurado el secretario general del PP, Javier Arenas, una cosa es lo que se dice en campaña y otra bien distinta lo que finalmente se lleva a cabo. A su juicio, sería de tontos respetar ese principio, expuesto con toda grandilocuencia durante la campaña, porque eso provocaría que los socialistas accedieran, por ejemplo, a las alcaldías de Jerez y Algeciras y a la Diputación de Cádiz.

Así que, de acuerdo con este último principio, nada de ser coherentes. Lo básico y prioritario ahora es cerrar el camino al PSOE y pactar, si hace falta, con el diablo. De tal forma se pueden entender los esfuerzos que van a realizar, en esta semana, y que podría traer como consecuencia entregar el sillón de la alcaldía jerezana a Pedro Pacheco, del PSA, y acérrimo enemigo, al menos, hasta ahora, de los populares. Pero otro tanto se puede decir de lo que ocurriría con el todavía andalucista, Patricio González, quien puede ver salvado su pellejo, resultando reelegido alcalde de Algeciras con el apoyo, in-extremis, de los populares. Todo ello, si al PP recibe a cambio los apoyos de ambos para el control de la institución provincial, tal y como han advertido públicamente.

Son denodados esfuerzos de última hora, que, quien sabe, si finalmente quedan en nada si es que González no cuenta con el respaldo de todos sus concejales, y si los socialistas consiguen cerrar acuerdos con otros aliados para la diputación provincial, con lo que el cuento de la lechera se desvanecería de inmediato, quedándosele, en efecto, a más de uno, cara de tonto al comprobar cómo sus expectativas se vienen abajo. Será cuestión de esperar unos días, pero, pase lo que pase, esos devaneos del PP con Pacheco, o de éste con el que hasta ahora era su contrincante, Patricio González, pueden que tenga su precio, con disidencias internas que aún están por aflorar y que se extiende a los tres partidos que están protagonizado este extraño baile: PP, PA y PSA. Está claro que aquí de coherencia nada de nada, ante la posibilidad de garantizarse otros cuatro años más de alcalde, cueste lo que cueste, dado los compromisos a los que tienen que responder.

Estamos, en todo caso, en una semana de valoraciones en los máximos órganos de los partidos sobre los resultados obtenidos. En el PSOE se insistirá en el crecimiento de voto que han cosechado no sólo ya en núcleos urbanos sino, también en el litoral, mientras que en IU, el análisis es de satisfacción por lo frutos que se obtienen con los pactos que han cerrado con socialistas. Mientras tanto, no hay que perder de vista las dificultades que está atravesando el alcalde de Málaga, el popular, Francisco de la Torre, para formar su próximo equipo de gobierno. Se juega, claramente, su capacidad de liderazgo y de autoridad interna en su enfrentamiento con el presidente provincial, Joaquín Ramírez.

De igual forma, si se fuera coherente con lo que se afirma en un momento dado, más de uno debería estar ya metido en un agujero al conocer las duras declaraciones del Secretario para Asuntos Europeos del Reino Unido, Denis Macsahne, quien arroja un jarro de agua fría sobre la esperanza de un inminente acuerdo entre los gobiernos de España y Reino Unido en relación a Gibraltar. El político británico condiciona cualquier acuerdo a la voluntad de los "llanitos" que es decir lo mismo que rechazar frontalmente las aspiraciones españolas sobre el Peñón. A ver qué tienen que decir ahora aquellos que ilusionan falsamente a los andaluces que viven en la comarca ante la supuesta cercanía de un entendimiento que posibilitaría riqueza y desarrollo para este enclave.

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