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Entrevista:JUAN RAMÓN QUINTÁS | PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS

"Ganamos cuota de mercado porque somos mejores"

"Las cajas nunca le han costado un euro al contribuyente", defiende el patrón de la CECA

Juan Ramón Quintás, 60 años, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) desde mayo del año pasado, vive momentos de zozobra. Se le acumulan los mensajes del Gobierno, del Banco de España y de círculos políticos pidiendo a las cajas más transparencia, más control de gestión y códigos de buen gobierno. De repente, casi todos los agentes económicos miran a las cajas de ahorro y se extiende la sensación de que se preparan cambios políticos. Quintás se enfrenta a la inquietud ambiental con serenidad aparente y la firme convicción de que las cajas han competido con éxito frente a los bancos. Al menos hasta el momento.

Pregunta. La tensión entre la banca y las cajas se palpa en el ambiente. Un banquero propuso públicamente que se siguiera en España un modelo similar al de Alemania para contener la expansión de las cajas.

"Si alguien sueña con que las cajas van a retirarse de la inversión directa en las empresas, está pensando en la dictadura de Primo de Rivera o de Franco"
"Soy partidario de que en España aumente la transparencia. Entre 0 y 10, a bancos y cajas les daría un 6, y a las empresas, un 4"
"He notado en círculos de enorme importancia económica un cierto rechazo o desagrado hacia las cajas, como el que se tiene a los advenedizos"
"Me sorprende que se nos llame la atención sobre la necesidad de ser transparentes porque nunca hemos tenido conflictos en ese tema"
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Respuesta. No sé quién es ese banquero, pero hay un error de concepto: las cajas alemanas son públicas, que es lo que no queremos ser nosotros. Las reformas alemanas respondían a que los gobiernos regionales inyectaban recursos a las cajas y competían con la banca en los mercados financieros con el renting estatal, consiguiendo fondos más baratos que la banca, para luego quitarles los clientes de empresa. Pero esto es lo que jamás ocurrió en España, ni queremos que ocurra. Ni siquiera con las reformas que se están haciendo en Alemania, y que hasta el año 2006 no estarán en vigor, las cajas alemanas estarán a la altura de las cajas de ahorro españolas, que operamos en condiciones de absoluta competitividad con la banca.

P. Pero no se puede negar que existe inquietud en la banca por la pujanza de las cajas.

R. Hombre, yo no puedo decir de la banca, pero lo que sí advierto, por los mensajes que me llegan, es que en el mundo empresarial hay una especie de inquietud similar a la que en círculos tradicionalmente conservadores se siente cuando juzgan que hay un advenedizo en el círculo. Las cajas tienen la obligación de vigilar que la gestión de sus inversiones en empresas sea la correcta. Es el único derecho que legitima a estas entidades a actuar enel mundo empresarial. Lo cual no quiere decir que las cajas no cometan errores. Sería lo mismo que decir que ningún banco ha pecado y olvidarse que existió el caso Banesto y los de otros bancos. Hay muchas decisiones que yo jamás habría tomado si estuviera al frente de una caja, pero una cuestión es ésa y otra es la valoración de lo que las cajas han hecho en este cuarto de siglo y lo que significan para la economía de este país. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros sectores, las cajas nunca le han costado ni un solo euro al contribuyente español.

P. Veamos, por ejemplo, esa discriminación que denuncia la banca de que mientras las cajas pueden comprar bancos, los bancos no puedan comprar cajas.

R. No hay asimetría alguna, eso es lo primero que hay que aclarar. Los bancos no pueden comprar cajas y las cajas tampoco pueden comprar cajas; los bancos pueden comprar bancos y las cajas pueden comprar bancos; las cajas se pueden fusionar con las cajas y no con los bancos; los bancos se pueden fusionar con los bancos y no con las cajas. La simetría es perfecta. Por ser fundaciones, un banco puede comprar absolutamente todo lo que tiene una caja, pero no se puede llevar la fundación, salvo que renuncie a tener beneficios. Yo puedo comprar la totalidad de los bienes que tiene la Fundación Areces, pero no puedo llamarlo Fundación Areces, porque no soy la Fundación Areces, soy un particular; o puedo comprar la totalidad de los bienes de la orden franciscana, pero no puedo decir que soy franciscano, porque no tengo ni el voto de castidad, ni el de pobreza, ni el de obediencia. El caso es el mismo: un banco puede comprar absolutamente todos los activos, y contratar absolutamente a toda la plantilla de una caja, cosa que ocurriría si, como en América, a las cajas les fuera mal.

En EE UU, donde la banca ha comprado masivamente estas entidades, las cajas están desapareciendo. En España, un banco puede crear una caja, lo que no puede hacer es disfrazarse de caja. Puedo tener todo lo que posean ellos, pero no me puedo llamar igual. ¿Que se quieren llamar como nostros? Que creen cajas.

P. También median acusaciones de que sus entidades no han cumplido lo que ordena la ley sobre inversiones en la obra social y que, por lo tanto, se produce competencia desleal.

R. Eso es absolutamente falso. La ley solamente nos dice que, por lo menos, hay que poner un 50% en reservas. Buena es la autoridad supervisora para que nos saltáramos una ley. Se ha cumplido escrupulosamente la ley.

P. La banca argumenta que las cajas pagan menos por los depósitos y cobran más por los créditos.

R. Claro, y por eso las cajas ganan clientes y cuota de mercado. Creo que ese argumento no merece comentarios.

P. La AEB explicó, con unos gráficos del Banco de España, que la remuneración media de la banca era superior a la suya, y el coste del pasivo era menor.

R. La estadística admite cualquier utilización. Los bancos trabajan mucho más en mercados financieros que las cajas. El tipo al que presta un banco 1.000 millones a una empresa es inferior, lógicamente, al que se le pide a una familia que necesita 100.000 pesetas para comprarse una lavadora. ¿Vamos a creer de verdad que cuando un ciudadano pide un préstamo hipotecario no comprueba quién ofrece las mejores condiciones?

P. ¿No será que las cajas se han creado una imagen más favorable que la de la banca?

R. Si hay una imagen mejor, será por algo. Quizá porque somos mejores. Una de las grandes razones por las cuales ganamos cuotas de mercado es porque cuando a un empresario le cierra su ventanilla su banco porque la entidad considera que el riesgo de morosidad es elevado, quizá encuentre el préstamo salvador en una caja, aunque sea a costa de aumentar la morosidad. Ese empresario no olvida nunca quién le salvó el negocio.

P. El Banco de España sigue insistiendo en que las cajas tienen que controlar sus gastos y vigilar la morosidad.

R. Suscribo completamente lo que dice el Banco de España. En épocas como éstas hay que extremar la prudencia. De hecho, esta casa [la CECA] ha puesto en marcha un programa potentísimo de mejora de gestión del riesgo en todos los sectores. Pero otra cosa es no comprender que, a veces, sufrimos reproches por situaciones de las que no somos responsables. En España apenas hay mercado de vivienda en alquiler, luego la gente, para casarse, necesita comprar un piso. Nosotros no somos los culpables de que no hay mercado de viviendas de alquiler y de que los tipos de interés han caído a niveles históricos. Tampoco es responsabilidad de las cajas. Si seunen las dos cosas, la necesidad de comprar viviendas y el abaratamiento del precio del dinero, se deduce fácilmente que se dispare la demanda de pisos. Son factores externos a las cajas, pero que una caja difícilmente puede controlar. Si cuando viene un cliente le ofrece todas las garantías, la vivienda viene bien tasada, ¿le va a decir que no le da el préstamo?

P. ¿Que opinión le merecen las declaraciones de Rodrigo Rato en las que reclamaba a las cajas de ahorrro que se equipararan en transparencia al resto de sociedades?

R. Las he visto en la prensa. Me sorprende que nos llamen la atención, porque es un punto en el que nunca hemos tenido conflicto ninguno. En primer lugar, es bueno que en este país haya más transparencia; segundo, que nunca nos hemos resistido a ningún tipo de regulación de transparencia; tercero, que incluso cuando se han olvidado de nosotros, nos hemos autorregulado sometiéndonos a autorregulación. Queremos que se nos exija tanta transparencia como al que más.

P. Pero Rato acusaba a las cajas de forma más o menos sibilina de no contar con la suficiente transparencia. Entre 0 y 10, suponiendo que 10 es la máxima transparencia, ¿qué calificación daría a las cuentas de la banca y a las cuentas de las cajas?

R. Pues diría que un 6. Cajas y bancos, un 6.

P. ¿Y las empresas?

R. Pues diría que un 4.

P. En poco menos de un mes, José María Aznar, Cristóbal Montoro, Rodrigo Rato y Jaime Caruana han emitido advertencias de todas las intensidades y colores a las cajas. Un fenómeno único. ¿Cree que hay una política concertada con algún fin?

R. De esas intervenciones yo realmente sólo he escuchado dos, que son las del gobernador del Banco de España y la de Cristóbal Montoro, y no me preocuparon, porque, como expliqué antes, dijeron algo que yo suscribo: "Las cajas, al igual que las otras entidades de depósito, tienen que mejorar su transparencia". De acuerdo, nunca me puedo oponer a una cosa así.

P. ¿No tiene la impresión de que el Gobierno y algunos círculos financieros están estrechando la vigilancia de las cajas con el fin de promover en el futuro algún cambio legal que favorezca su ocupación política?

R. No, yo no diría eso. Insisto en que yo no me puedo enfrentar a una proposición, como la de aumentar la transparencia, que comparto completamente. Lo mismo que en otras ocasiones, por ejemplo en el caso de la limitación de edad a los 65 años, a la que me opuse claramente, en este caso no puedo discrepar. Lo que sí digo es que desde cierto acontecimiento no muy lejano [¿la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola?], sí que he notado, pero no tanto en el Gobierno como en círculos de enorme importancia económica en este país, el rechazo o desagrado ante el advenedizo, que en este caso somos nosotros.

P. ¿Pero los mensajes no anticipan las acciones? Era conocido un cierto protocolo que relacionaba a las cajas con la autoridad financiera. Una vez al año el subgobernador se reunía con las cajas y les hacía dos o tres reproches. Pero ahora son los poderes políticos quienes se aproximan a las cajas. Ahí está, por ejemplo, esa amenaza latente de limitar al 3% la propiedad industrial de las cajas o el derecho de voto...

R. Pero eso sería un error. De hecho, ha sido desmentido. En todos los países y en España se insiste en que los fondos de pensiones se tienen que sentar en los consejos para vigilar la buena gestión de los recursos que les confían, sería insólito que a la mitad del sistema bancario del país, con unas inversiones reales que han impedido el desmoronamiento de los mercados financieros de repente, se les impusiera esa limitación. En todo caso, lo acataríamos. Pero no sería una cosa razonable. Comprendo que las cajas eran mucho más cómodas antes, cuando en lugar de invertir directamente en las empresas se las cedían a otros agentes para que ellos se llevaran el margen. Si alguien sueña con que las cajas van a retirarse de la inversión directa en las empresas, yo creo que está pensando en la época de los años de la dictadura de Primo de Rivera o de Franco. Lo que sí creo y espero es que las cajas cada vez sepan defender con más poder esa musculatura que han desarrollado hace 25 años.

P. Y todo esto ha sucedido al poco tiempo de que se apruebe la Ley Financiera, que se suponía iba a garantizar la independencia de las cajas respecto a los políticos. Pero da la impresión de que no es así.

R. Cuando se elaboró la Ley Financiera, las cajas pidieron que se limitara la participación pública en los órganos de representación de las cajas. Luego, el Parlamento fue el que decidió finalmente en cuánto se limitaba esta participación. Está clara la voluntad de autonomía de las cajas. Y digo autonomía, en ningún caso descoordinación con los poderes públicos. ¿Que en este momento el Parlamento pueda considerar que es necesario que las cajas sean más independientes de los políticos? Tienen medios para conseguirlo. No somos las cajas los que hacemos las leyes generales. La Ley Financiera es muy positiva, y la prueba está en cómo, aun con cambios electorales, las cajas gozan de una estabilidad que probablemente antes de la ley no tenían.

P. ¿Qué representación pública deben tener los consejos de las cajas?

R. Pues la que la sociedad determine, insisto. Cuando comprobamos que en la práctica de los últimos años se estaba rebasando el 50% de representación pública, advertimos que las cajas somos fundaciones privadas y no queremos dejar de serlo. Lo que no es esencial a las cajas es la participación de representantes públicos, aunque no está mál que participen. Del 50% de participación para abajo, son los miembros del Parlamento español los que deben decir qué cajas quiere este país.

P. ¿Y por qué sólo la mitad de las cajas se ha adaptado a la Ley Financiera?

R. La Ley Financiera fijó dos plazos: uno para la adaptación de las leyes regionales de cajas, la ley que tenían que hacer Cataluña o Madrid para sus cajas, y otro de adaptación para las cajas. ¿Qué ha ocurrido? Que en algunas comunidades el Gobierno regional no hizo su ley, y entonces la caja está esperando a que hagan esa ley para adaptarse. Esa ley que es desarrollo de la estatal. O sea, que por parte de las cajas no ha habido ninguna resistencia a la adaptación a la Ley Financiera, sino que las comunidades regionales tenían que haber hecho sus leyes, y donde no lo hicieron, la caja tiene que esperar.

P. ¿No está pendiente la concentración de las cajas?

R. El mercado siempre selecciona al más eficiente; y el modelo que parece más eficiente es el que han tenido las cajas, que es el que los gurús llaman la coopetencia, es decir, el aunar la competencia con la cooperación. Las cajas, prácticamente, desde hace casi un siglo, por lo menos desde hace 75 años, se han dado cuenta que pueden cooperar para generar servicios comunes, sin perjuicio de que luego compitan fieramente en los mercados. La competencia a muerte es con otras cajas. Éramos 80 cajas y ahora somos 46.

P. Y esa competencia con éxito ¿se mantendrá en el futuro?

R. Es difícil, porque la banca, que en los últimos años se había volcado en los negocios latinoamericanos, vuelve a mirar hacia el negocio interior. Se volcarán en la gestión de riesgo y en la eficiencia financiera. Además, los márgenes financieros son menos boyantes que en épocas pasadas. La banca española es la mejor de Europa y son buenos competidores.

P. Si son tan buenos, ¿cómo las cajas han ganado cuota de mercado?

R. Porque somos mejores.

Juan Ramón Quintás muestra la evolución de la cuota de mercado de bancos y cajas.
Juan Ramón Quintás muestra la evolución de la cuota de mercado de bancos y cajas.MIGUEL GENER

"Las cajas no son bancos de desarrollo regional"

Pregunta. ¿Que sintió el presidente de la CECA cuando oyó las declaraciones del nuevo presidente de la Comuniddad de Madrid, Rafael Simancas, en las que prefería un presidente "menos conservador" en Cajamadrid y pedía prioridad a la concesión de créditos ventajosos a las empresas que generen empleo estable?

Respuesta. Pues pensé que las cajas no son organismos de desarrollo regional. Es verdad que su implantación donde quizá no hay otra institución financiera puede contribuir a que esa región tenga una pauta de desarrollo mejor de la que tendría si no existiera; pero nosotros, ni sabemos ni queremos ser bancos de desarrollo regional, ni públicos ni privados. Las propias fuerzas políticas que apoyan al presidente de la Comunidad de Madrid se lo han hecho ver. Quizá fuera que no tenía un conocimiento muy preciso de lo que es una caja de ahorros.

P. ¿No hay un intento de privatización con la puesta en marcha de las cuotas participativas?

R. No. Yo he defendido siempre las cuotas porque he visto cómo desaparecen entidades, como las cajas italianas, debido a que no no tenían cuotas participativas. Imaginemos que Basilea 2 modifica los requerimientos de solvencia de las entidades financieras. Pero como las cajas italianas no podían acudir al mercado para captar recursos propios y, como no eran tan eficientes, tampoco podían generar beneficios para autofinanciarse, resultó que no podían cumplir los niveles de solvencia. El Gobierno impuso una reforma para convertirlas en sociedades estatales. Por eso yo quería que la reforma de las cuotas participativas se hiciera ahora, cuando las cajas no tienen el menor agobio de recursos propios.

P. ¿Qué opinión le merece la limitación de edad a los 65 años en todos los consejeros de la banca?

R. Ya se puede suponer que limitar a 65 años la edad de todos los presidentes me parece muy poco razonable. Ahora bien, si me dicen que es una norma que se establece para todas las empresas, no tendré más remedio que aceptarla y no podría quejarme de que se extendiera a las cajas. Aunque seguiría pensando que es muy poco racional.

P. La estrategia plausible de la banca quizá sea que si no se pueden comprar bancos, ha llegado el momento de comprar cajas. ¿Eso sería correcto?

R. Pues es como cuando la banca alemana, que abandonó el mercado minorista, descubrió que las cajas se lo habían ocupado. Si te va mal en un mercado, ¿piensas que el Gobierno te va a arreglar para que puedas desbancar por la retaguardia a la competencia?

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