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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Edipo sin complejos

JAVIER PÉREZ SENZ

Edipo es una de esas extraordinarias óperas del siglo XX que, lamentablemente, casi nadie conoce. No es obra fácil, de las que provocan un súbito flechazo en el público, pero, tras su densa y compleja apariencia, la obra maestra del compositor rumano George Enescu (1881-1955) deja una profunda huella. Su ambiciosa aproximación al mito griego es la más rica, inquietante y próxima al espectador moderno que ha dado la literatura operística del pasado siglo. Y su calidad musical, con un formidable despliegue orquestal y una imponente presencia coral, se impuso rotundamente en su estreno en el Liceo de Barcelona, en una versión de concierto dirigida por Lawrence Foster con admirable convicción y entrega.

Edipo

De George Enescu. Libreto de Edmon Fleg basado en los textos de Sófocles Edipo y Edipo en Colonos. Intérpretes: Esa Ruuttunen, Gleb Nikolski, Robert Bork, Heidi Brunner, Laura Nykänen, Stefano Palatchi, Donald Litaker, Philippe Fourcade, Arutjun Kotchinian, Francisco Vas, Andion Fernández y Anca Violetta Paraschiv. Coro del Liceo. Cor Madrigal. Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Director musical: Lawrence Foster. Teatro del Liceo. Barcelona, 5 de junio.

Foster, que debutaba en el Liceo, jugaba con ventaja. Desde que grabó la obra en 1989, en una versión de referencia, se ha convertido en el más solicitado intérprete de Edipo en la escena operística internacional. Y su experiencia y convicción resultaron decisivas y clarificadoras en un partitura densa y extremadamente compleja para los intérpretes por sus continuos cambios y bruscos contrastes. Foster mantuvo la tensión y plasmó la fuerza dramática de la partitura con énfasis y vigor. Sin el auxilio de la escena, creció aún más el protagonismo de la masa coral -el coro del Liceo, cada vez en mejor forma, y el Cor Madrigal estuvieron sensacionales- y la orquesta, situada en el foso para lograr un mejor equilibrio.

Soberbia actuación

Soberbia actuación también de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, que llevaba más de quince años sin actuar en el Liceo. El brillo de los metales fue tan cegador como los matices y la precisión de las maderas, la incisividad de las cuerdas y la brillantez de la percusión.

Esperemos que la relación entre el Liceo y la Simfònica de Barcelona, muy poco fecunda en su historia, continúe a buen ritmo en próximas temporadas. Todos saldremos ganando.

Pero la dicha nunca es completa. Cuando Foster grabó Edipo, el sello Emi tiró la casa por la ventana reuniendo un reparto de estrellas de la ópera. El reunido por el Liceo, con un sólido Esa Ruuttunen en el papel titular, estuvo por debajo del excelente nivel coral y orquestal, especialmente en las voces femeninas. Con todo, el estreno de Edipo ha servido para demostrar una vez más que la ópera del siglo XX está llena de obras maestras que hay que divulgar sin complejos.

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