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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Aclaración de Ferran Gallego

Este periódico publicó el pasado martes una noticia sobre mi persona, algunos de cuyos aspectos concretos -y la totalidad de su espíritu- me gustaría aclarar:

1. He participado en reiteradas actividades de la FAES, en Madrid y Barcelona, invitado sin tener en cuenta mi posición política, mi militancia o mi cargo. Personas de relevancia en este país han participado en ellas, perteneciendo a ámbitos ideológicos muy diversos, algo que me parece no sólo irreprochable, sino interesante.

2. La FAES de Barcelona me ofreció participar en la constitución de una fundación en la que yo podía garantizar pluralidad de las posiciones, dedicándome a sugerir temas en cuyo debate de rigor académico podrían participar personas de cualquier orientación ideológica.

3. En el momento en que, por noticias aparecidas en la prensa, la actividad de la FAES en Cataluña se vinculó a la campaña electoral del PP, decidí indicarles a las personas que me habían invitado a participar en la Comisión Asesora que la imagen que se había dado de la fundación no se ajustaba a mi voluntad y deseo de participar en ámbitos de debate no partidista, abiertos a todas las posiciones y sobre aspectos en los que yo tuviera solvencia profesional.

4. La parte menos presentable del artículo de Pere Rusiñol es la que me presenta como "ex comunista", dedicando un ladillo entero a esta noticia. Aunque no haya sido esa la intención del autor del artículo, con ello ha ensuciado mi nombre de forma innecesaria, ha vulnerado mi legitimidad y me ha asignado un determinado territorio moral. Yo nunca he sido ni seré un "ex", y Pere Rusiñol debería conocer la diferencia entre la pulcritud gramatical y la corrección política.

5. Pere Rusiñol resumió, intrépidamente, una conversación de más de media hora en una línea y media. Para decirlo en términos claros, le indicaré lo siguiente. Estoy orgulloso de mi militancia comunista, a la que he dedicado años llenos de abnegación en compañía de gente extraordinaria. Nunca escupiré sobre mi pasado ni sobre el presente de tantas personas. Pero, y así lo dije, me impide utilizar el nombre de comunista el considerar que esa palabra ha servido para vulnerar, en forma de poder político, la mayor parte de los principios en que decía fundamentarse. Me siento tan cercano al Marx inicial, que me resulta imposible considerarme vinculado a lo que con su mensaje se hizo en el pasado siglo. Es cierto que, hasta donde he podido, he querido usar esa palabra para seguir definiéndome: hoy, en nombre de los propios principios que he intentado defender toda mi vida, me resulta imposible. Atentamente.

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