Condenado a 4 años de cárcel un estafador de monjas y ancianos
El Tribunal Supremo ha ratificado la condena a cuatro años de prisión a un empleado de banca que estafó más de 418 millones de pesetas (unos 2,5 millones de euros) a instituciones religiosas y a "personas de avanzada edad y de profundas convicciones religiosas" con un sistema muy similar al presuntamente utilizado por Gescartera: la captación de fondos con expectativas de elevado interés y la subsiguiente evaporación del dinero entregado.
Pero Antonio Sanguillao Pereira no se valió de ningún chiringuito financiero sino de una sucursal del Banco de Fomento, luego utilizada por Caja España, de la que el condenado era director y encargado del Departamento de Instituciones Religiosas.
Según la sentencia, el condenado consiguió granjearse la confianza de personas de edad avanzada y de fuertes convicciones religiosas, con el señuelo de un atractivo interés y aparentando a su vez tener las mismas creencias. De esa forma consiguió que los clientes, en la creencia de estar efectuando una operación lícita y regular, le entregaran fuertes sumas de dinero, en efectivo y mediante talones, para destinarlas a inversiones tales como "pagarés del Tesoro del mercado secundario" y otras análogas. Sanguillao les entregaba unos resguardos y se fue apropiando de dichas cantidades, que ahora deberán ser reintegradas por las entidades bancarias para las que trabajó el estafador.
Entre las instituciones estafadas figuran el Instituto Calasancio, Hijas de la Divina Pastora, que entregó un total de 104 millones de pesetas, y el Monasterio de Santa María de la Expectación, de las Madres Benedictinas, con 9,5 millones. También figuran una lista de 21 personas con cantidades de entre 1 y 98 millones.
