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Un inspector de la CNMV alertó de los testaferros de Gescartera en 2000

Carlos Sánchez Vilar fue uno de los integrantes del equipo de investigadores de la sección de Vigilancia de Mercados de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que en julio de 1999 inició una inspección sobre Gescartera. Partía del informe del jefe de Supervisión de dicho organismo, David Vives, que había destapado ya graves anomalías en la agencia de valores de Antonio Camacho. Su testimonio, el pasado 28 de mayo, ante la juez Teresa Palacios ha corroborado que la existencia de testaferros fiscales en Gescartera denunciada en el informe de los peritos de Hacienda de este año la olfatearon ya los inspectores de la CNMV a raíz de las actuaciones abiertas en 1999.

Este investigador de la CNMV se topó con el siguiente hecho: "Se habían producido pérdidas para un grupo de 20 clientes por 3,6 millones y ganancias para otro grupo de clientes por el mismo importe". Eran "inversores que realizaban operaciones en las que previamente sabían que iban a perder". Ningún directivo de Gescartera supo explicarle "las razones de por qué estos clientes querían perder ese dinero.

El inspector sólo obtuvo "vaguedades" sobre sobre "la situación fiscal de estos clientes". Carlos Sánchez detalla cómo se enterró su denuncia en la CNMV. "Trasladé todos los hechos en un informe que preparé y que entregué a Antonio Botella (jefe de Vigilancia de Mercados), quien, a su vez, informó del asunto en las reuniones semanales con el presidente, Juan Fernández-Armesto, el consejero José Manuel Barberán y el propio David Vives". Desenlace final: "No recibí instrucciones sobre este asunto para realizar actuaciones adicionales".

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