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Antidroga abrirá este verano 82 plazas de acogida para toxicómanos

La Agencia Antidroga de la Comunidad prevé abrir, antes de finalizar el verano, 82 nuevas plazas de acogida para drogodependientes que carecen de un lugar adecuado donde vivir mientras siguen algún tratamiento. El objetivo es evitar que estos toxicómanos tengan que seguir viviendo en la calle o en poblados marginales como el de Las Barranquillas (Vallecas Villa) mientras siguen programas de desintoxicación o de metadona (sustitutivo de la heroína que se receta bajo control médico).

Las nuevas plazas previstas se destinarán a toxicómanos con diferentes grados de integración social. Habrá 27 en un centro de acogida de baja exigencia, es decir, para drogodependientes que han iniciado su tratamiento pero que, después de años de desarraigo y marginación, tienen grandes dificultades para adaptarse a las normas de convivencia.

Otras 48 plazas (42 para hombres y 6 para mujeres), distribuidas en varios pisos, se dedicarán a toxicómanos que, pese a llevar poco tiempo en programas de atención, son capaces de llevar una vida más normalizada. Otro piso de siete plazas será para adictos a las drogas que, además, sufren graves enfermedades mentales (lo que se llama patología dual).

La Agencia Antidroga ha sacado a concurso la gestión de todos estos nuevos recursos entre las asociaciones y empresas que se dedican al campo de las toxicomanías. En la actualidad existen 96 plazas de apoyo al tratamiento en pisos y lo que se pretende es llegar a las 178 en este verano.

La mayoría de los adictos que se cobijarán en estos pisos eran reacios a acudir a los centros de atención a drogodependientes y si han conseguido iniciar tratamientos es gracias a los nuevos servicios de apoyo a los toxicómanos marginalizados abiertos en los últimos años. Entre dichos dispositivos se encuentran la narcosala y el centro de emergencias de Las Barranquillas y la unidad móvil regentada por la ONG Madrid Positivo, que receta metadona en plena calle a los toxicómanos más desarraigados.

Un lugar donde vivir

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El problema es que una vez iniciado el tratamiento, estos adictos marginalizados carecían de un lugar adecuado donde vivir por lo que seguían en la calle, donde es muy difícil concluir con éxito cualquier programa de inserción social. Estos nuevos pisos y centros de acogida, que suponen una inversión de 11,6 millones de euros, pretenden llenar ese vacío.

El año pasado fueron unos 23.000 los drogodependientes atendidos en toda la región. De ellos 8.903 siguieron tratamientos de deshabituación y el resto acudió a programas de reducción del daño causado por sus adicciones: 8.773 a programas de mantenimiento con metadona y el resto a centros de emergencia donde reciben atención sociosanitaria y a la sala de venopunción narcosala donde pueden inyectarse drogas con menos riesgos para su salud, en un lugar limpio y bajo control médico.

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