La Feria del Libro de Málaga rememora la creación poética que difundió 'Caracola'
La publicación reunió a poetas como Cernuda, Aleixandre y Prados en los años cincuenta
El ejemplar número uno de la revista Caracola, editado en noviembre de 1952, los primeros poemas que se publicaron, las primeras portadas... forman la muestra con la que la Feria del Libro ha querido rendir homenaje a esta publicación, una de las señas de identidad de la literatura malagueña de los cincuenta. El Centro Cultural de la Generación del 27 ha brindado sus fondos para esta exposición que se puede visitar en las salas del Rectorado de la Universidad de Málaga. También se ha editado un facsímil de Caracola con el objetivo de perpetuar el espíritu poético de su época.
José Luis Estrada Segalerva, alcalde de Málaga a principios de los años 50, falangista y antiguo preso en la cárcel Modelo de Madrid, dónde comenzó a escribir poesía, creó la revista Caracola. En noviembre de 1952 salió a la calle su primer número. Hasta el 278 continuó esta publicación mensual en la que participaron 1.675 colaboradores, la gran mayoría poetas y escritores y el resto ilustradores y artistas plásticos. Pero aunque fuera Segalerva el que auspiciara la revista el que se encargaba de hacer realidad cada entrega fue Bernabé Fernández-Canivell, hombre discreto, humilde, amigo de los poetas de la Generación del 27 y dedicado en cuerpo y alma a la poesía.
"Caracola fue ganando en calidad poco a poco y aunque Segalerva siempre quiso que fuera una revista de poesía malagueña, Fernández-Canivell la convirtió en una revista malagueña de poesía universal", cuenta Rafael León, maestro impresor y colaborador Fernández-Canivell. "Esta publicación logró traer desde el exilio la poesía de Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre e, incluso, Moreno Villa. También volvió a recuperar a los que había optado por el exilio interior, los que seguían en España pero ya no publicaban como Jorge Guillén o Vicente Aleixandre", añade Rafael León.
Otros jóvenes poetas malagueños como Alfonso Canales, José Antonio Muñoz Rojas o María Victoria Atencia, se acercaron a esta publicación que se editaba en la imprenta Dardo, con las máquinas que hicieron también posible los primeros números de Litoral. "Esta revista supuso un favor a la libertad, gracias, sobre todo, a poetas del 27", explica Antonio Martín Oñate, director de la Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27. "En la exposición hemos rescatado los 100 colaboradores más estables de la revista. También las más de 60 variantes de la portada de Caracola, que iban desde el dibujo realista al abstracto", añade. En la muestra también se expone la máquina Monopol de la imprenta Dardo. Tras el número 106, Fernández-Canivell abandonó Caracola por sus desavenencias con Estrada Segalerva. Con él se fue su estrecho colaborador, Rafael León. "Desde entonces Caracola fue perdiendo interés. Ya no se componía a mano. Tuvo una muerte indecorosa", opina Rafael León.
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