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Columna
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Lenguaje

En la Escuela Superior de Ingenieros han tenido lugar unas jornadas para profesores sobre Historia, uso y aprendizaje del lenguaje escrito. Es un tema verdaderamente importante porque el estudio está basado en la lectura y parece que estamos necesitados de ambas cosas. Además, en la lectura está también basada la expresión oral, y, si bien algunos profesores universitarios se quejan de la redacción de los exámenes de los estudiantes, en la calle, donde no hay que escribir pero sí hablar, se nota con frecuencia la dificultad del lenguaje oral.

Es curioso que hace bastantes años, cuando era mucho mayor el analfabetismo, quizá por estar la gente acostumbrada a charlar, se expresaba con más vocabulario y fluidez. Es de lo que nos admiramos también en Hispanoamérica: de que son capaces de construir un discurso para vender una estampita. No sé si la pobreza de lenguaje, sobre la que mucho se ha escrito, es consecuencia del ritmo distinto de vida, de la televisión, de los juegos de ordenador o de algún otro motivo; es un tema de antropólogos y siento no poder opinar sobre ello con más conocimiento. De lo que no me cabe duda, porque es de sentido común, es que se trata de un fenómeno grave porque el lenguaje es necesario para poder ejercer la libertad y los derechos individuales; la posibilidad de discutir, exigir, elogiar, defenderse o levantar una queja por escrito, sin ir más lejos.

Para solucionar este tipo de problema cambian los sistemas de enseñanza y es posible que tengan que cambiar aun más, tan deprisa como evoluciona nuestro sistema de vida. Son tantos los puntos de vista posibles que parece imposible ponerlos todos de acuerdo: hay artistas que piensan que a los niños no se les debe enseñar a pintar un modelo concreto sino dejarles que aprendan a ejercer su creatividad; hay musicólogos a quienes les parece un tremendo error algunas de las música que aprenden; y entre todos esos puntos de vista creo que el lenguaje es lo más importante. Me pregunto si los pedagogos, los psicólogos y los profesionales de las artes y los medios se podrán poner de acuerdo para utilizar sus conocimientos y la técnica, que no avanza sino vuela, al servicio de la enseñanza, de la preparación de la futura sociedad.

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