"La gente de Peñíscola es la que más tiene que vivir el festival"
Menos de dos meses después de su nombramiento, Borja Crespo (Bilbao, 1971) afronta a partir de hoy su primera edición como director del Festival de Peñíscola. Procedente del mundo del cómic y formado en los certámenes de cine fantástico, Crespo pretende renovar las estructuras de un festival cuya historia más reciente ha estado marcada por la polémica.
Pregunta. Dos meses es muy poco tiempo para preparar un festival con garantías, ¿cómo lo ha hecho?
Respuesta. Cuanto más tiempo tienes es mejor, pero si sólo dispones de dos meses, hay que hacerlo en dos meses. Yo creo que el haber tenido poco tiempo y haberlo exprimido al máximo es un valor añadido a lo que nos hemos planteado este año.
"La comedia es para divertirse, el festival ha de proyectarse más allá de las salas"
P. Usted llega a Peñíscola después de haber sido responsable de certámenes menores, ¿ha notado el cambio?
R. Esos festivales, como el de cine fantástico de Bilbao o el de cortos de Getxo, han ido creciendo con los años, pero evidentemente hay una gran diferencia, sobre todo porque en Peñíscola hay muchos más invitados y hay secciones oficiales a concurso.
P. Usted pertenece a una generación de críticos que ha reivindicado la cultura freak a través del cine de terror, el porno o la serie B, ¿cómo se integra eso en un festival de comedia?
R. A través de la programación. Hemos querido reivindicar ese tipo de cine también en la comedia, con el ciclo de las películas de los ochenta o las sesiones nocturnas de cine loco. Pero no nos olvidamos del cine clásico, porque todo va entrelazado. Hay que buscar cosas nuevas pero sin olvidar lo anterior. Yo pienso que el cine español funciona muy bien en las comedias porque son muchas veces comedias negras, que se relacionan mucho con el terror.
P. ¿Ha llegado la hora de que su generación tome el relevo en la dirección de festivales?
R. Puede ser y, de hecho, hay festivales como Sitges o la Semana de Cine Fantástico de San Sebastián que ya han dado los primeros pasos, al trabajar con gente de esa generación, como Rubén Lardín, Hernán Migoya o José Luis Rebordinos. No sé si tiene que haber un relevo, pero sí que somos gente que nos movemos mucho y que acabamos haciendo de todo.
P. ¿Le han afectado las polémicas de la edición anterior?
R. No he querido entrar. Lo que hemos hecho es apartar los escombros y, en vez de tirarlos a la cara de alguien, los hemos escondido y hemos empezado la casa otra vez.
P. Este año el Festival se ha volcado en actividades no estrictamente cinematográficas...
R. Sí, queremos que el festival sea una fiesta. La comedia es un género festivo, para divertirse, y el festival tiene que proyectarse más allá de las salas. Eso implica que el pueblo viva el festival con actividades en la calle, como actuaciones de cómicos o performances.
P. ¿Ha detectado poca conexión con los ciudadanos?
R. Sí, y ese es un problema que también le ha sucedido a otros festivales, como Sitges. Creo que eso hay que recuperarlo, porque son los propios ciudadanos de la ciudad los que más lo tienen que vivir. Tienen que desear que llegue la próxima edición y, para eso, hay que crear una cantera de gente que se implique desde dentro.
P. ¿Cómo han podido evitar la contratación de estrellas internacionales a golpe de talonario como en ediciones anteriores?
R. Bueno, este año vendrá Victoria Abril, que es una actriz de categoría internacional. Pero también queremos que se valore una programación que atraiga a los medios estrictamente cinematográficos. Se trata de que interese a revistas como la de Ana Rosa Quintana a la vez que a periódicos como EL PAÍS.
P. ¿Se va a ver ya en esta edición el modelo que usted quiere para el festival?
R. Este festival tiene un presupuesto modesto y no puede competir con los grandes festivales nacionales, como San Sebastián o Málaga. Nuestro modelo es estar al nivel de festivales medios como Gijón o la Semana de Donosti, que tienen una personalidad muy definida. Peñíscola está especializado en comedia y, a partir de ahí, estamos trabajando para hacer un festival de género pero vivo, con mucho cine actual, cine del pasado y propuestas innovadoras.
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