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LA VENTANA DE MILLÁS

Mi padre

Una vez, de pequeño, soñé que un señor extraño venía a casa y nos daba de comer el cuerpo de mi padre. Sobre cada plato había un trozo regular de una carne blanquecina que parecía de pescado. Nadie parecía saber nada excepto yo que, aterrorizado, no quería comer aquello que era mi padre. Mi madre nos acompañaba impasible. A medida que han pasado los años y que he ido contándolo, el recuerdo de las imágenes y de las sensaciones del sueño ha ido desapareciendo borrado por las palabras que yo usaba en mi relato. Ahora sólo me quedan las palabras.

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