El pueblo más equipado de España
Un municipio sevillano de 371 vecinos, se ha convertido en la localidad con más infraestructuras por habitante
El municipio mejor equipado de España tiene menos de 150 habitantes. 371 si se cuentan sus cuatro pedanías. En El Madroño, un pueblo sevillano de la comarca del Corredor de la Plata, acaban de inaugurar un gimnasio, un centro de la tercera edad con bar incluido, un albergue con capacidad para 12 personas y la Casa de la Cultura, dotada de biblioteca y sala de informática.
Es el legado político de Feliciano López, el que ha sido el alcalde de este municipio durante los últimos 20 años. Ahora, cree que "ha llegado el momento del relevo generacional" y el pasado martes, para celebrar el Día de la Villa de El Madroño, presidió su último acto oficial: la inauguración de los nuevos equipamientos, algunos de los cuales están aún pendientes de los últimos retoques antes de abrir las puertas a los vecinos.
En la biblioteca aún huele a pintura. Todavía no está en uso porque no ha dado tiempo de sacar todos los libros de las cajas, pero de momento, sobre las estanterías reposan enciclopedias, colecciones de literatura clásica, novelas contemporáneas y una estantería repleta de libros infantiles y situada junto a una mesa redonda rodeada de sillas especiales para los más pequeños . Todo a estrenar.
La Casa de la Cultura acoge también cursos de manualidades, de fotografía y prensa, y el aula de informática, equipada con nueve ordenadores donde se imparten cursos para niños y adultos. Todo gratis para los censados en el pueblo gracias a las subvenciones de la Diputación y el Ayuntamiento. Los fondos de la institución provincial son también los que han permitido financiar la mayoría de las flamantes infraestructuras.
María José Rubiano es la concejal de cultura en funciones y la futura alcaldesa. Sustituyó a Feliciano López como candidata socialista y el pasado domingo sacó cuatro de los siete escaños de la localidad. Su programa electoral promete ampliar la lista de servicios y equipamientos. "Construir una piscina municipal, que es una vieja reivindicación; mejorar la depuradora; arreglar todas las callejas; crear la plaza de policía municipal y de sustitutos de oficios varios", explica. "Lo importante es que el empleo que generen todos los nuevos equipamientos se quede en el pueblo", subraya.
También quieren que todos los ingresos se queden en El Madroño. Por eso buscan ahora a algún vecino censado en la localidad que quiera hacerse cargo de la explotación del albergue, un pequeño hotel de siete habitaciones por el que ya se han interesado dos empresas. El Ayuntamiento tiene comprados los muebles, los cuadros y hasta las sábanas para la primera fase. La segunda, que incluye cocina, comedor y habitaciones para minusválidos, se empezará a construir en los próximos días.
Al margen de las nuevas infraestructuras, El Madroño tiene desde hace años muchos servicios no siempre habituales en poblaciones de su tamaño. Farmacia; consultorio médico donde hacen análisis, electros y otras pruebas comunes; bomberos; dos bares que ejercen también de tiendas de alimentación; asistente social, psicólogo, animadora sociocultural y abogado durante toda la semana y gratis para los vecinos. "Eran servicios que ya existían, pero no todos los días. Ahora hemos conseguido que se queden aquí", cuenta María José Rubiano, de 31 años y que forma parte del gobierno municipal desde hace ocho.
Planes para frenar la emigración
Este año no ha nacido ningún niño en El Madroño ni en sus cuatro pedanías -Juan Antón, Juan Gallego, El Álamo y Villagordo- y tampoco hay ninguna vecina esperando un hijo para los próximos meses. De las siete bodas previstas para 2003, sólo una pareja piensa quedarse en el pueblo, "y porque es el dueño del bar", apuntilla un vecino.
La mayoría de los jóvenes tienen que abandonar la localidad si quieren un empleo relacionado con algo que no tenga que ver con la agricultura, la principal fuente de riqueza de El Madroño. "Dinero hay, casi todo el mundo tiene ganado y puede vivir bien de eso. Lo que falta es otro tipo de empleo", advierte la futura alcaldesa, María José Rubiano.
Entre sus planes para frenar la emigración, además de buscar nuevos yacimientos de empleo, está poner en marcha un plan de Vivienda de Protección Oficial especialmente pensado para los jóvenes. "Hay mucha demanda de vivienda, pero muy poca oferta porque nadie quiere vender sus terrenos, así que todo cuesta caro", asegura.
De los 371 vecinos de El Madroño, 200 tienen más de 50 años y 104 más de 70. Por ley de vida se van perdiendo habitantes. El censo registra también algunas altas, pero corresponden en su mayoría a jubilados que se marcharon en la década de los setenta a trabajar a Huelva y que vuelven ahora a retirarse al pueblo.
Sólo hay 38 vecinos menores de 20 años. Muchos se han ido ya para estudiar en la Universidad; los medianos acuden al instituto a un pueblo cercano en autobús; los niños de las pedanías se desplazan al colegio del Castillo de las Guardas, otro pueblo próximo, mientras que los de El Madroño van al colegio público del municipio.
Tres aulas para 16 alumnos divididos por niveles. En una clase, una niña de cuatro años, dos de cinco y una de seis. En otra, cinco críos de entre siete y nueve años. Y en la de los mayores, los siete alumnos de sexto de primaria y primero y segundo de ESO. "Cuando estás estudiando Magisterio piensas en trabajar en una clase grande, con muchos alumnos con el mismo nivel. Aquí es al revés", explica Rosa María Ruiz, la maetsra de los más pequeños y que tienen en este colegio su primer empleo. "Me he acostumbrado, pero al principio me costó mucho", reconoce.
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