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Tribuna:POLÍTICA FISCAL
Tribuna
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El ministro no sabe deflactar

Hace unos días, cuando se inició el plazo para la presentación de declaraciones de la Renta, el ministro de Hacienda, Sr. Montoro, informó a los ciudadanos que desde que mandaba el PP los impuestos habían bajado un 25%. Está bien que se nos informe de estas cosas, sobre todo ahora que nuestro nivel cultural medio en temas económicos es muy elevado.

La prueba de que la gente entiende el trasunto de los temas económicos es que incluso los niños hacen preguntas esenciales al respecto. Cuando el abuelo les dice que en su tiempo ganaba 25 pesetas al mes, enseguida quieren saber cuántas cosas se podía comprar con ese sueldo, y preguntan por ejemplo que cuánto costaba ir al cine entonces. Una vez se les aclara lo que era un real o una perra chica hacen sus cuentas, calculan las veces que se podía ir al cine, vuelven a calcular las veces que ellos van al cine ahora y se hacen una idea aproximada de quién era más rico, su abuelos o ellos, según quién pudiera ir más veces al cine.

"Como los que tienen más renta son de derechas, y a éstos les gustan los impuestos bajos, pues se les bajan"

Esto se llama trabajar en términos reales, y los economistas, cuando quieren comparar la evolución de la riqueza en dos periodos históricos diferentes utilizan una técnica denominada deflactación, consistente en dividir la renta de un periodo por la variación de los precios respecto del periodo con el que se quiere comparar, al objeto de homogeneizar magnitudes.

A finales del año pasado, coincidiendo con la aprobación de la última reforma del Impuesto de la Renta, que ya está vigente, pero que no afecta a la declaración que tenemos que presentar ahora, me invitaron a participar en unas jornadas de mayores organizadas por una serie de asociaciones de funcionarios jubilados de la Administración local, y me pidieron que en la charla que tenía que dar propusiera fórmulas para que los jubilados pagaran menos, porque aunque el gobierno decía que les había bajado los impuestos ellos pensaban que pagaban demasiado.

Comencé a estudiar las escalas y las deducciones de los impuestos que afectaban al colectivo de pensionistas, y casi sin darme cuenta acabé metiendo en una hoja de cálculo todas las tarifas del IRPF desde 1979, -el impuesto de UCD-, hasta la última reforma del PP, pasando también por las tarifas del PSOE.

Calculé las cuotas que corresponderían para cada año para rentas de hasta 66 millones de pesetas en tramos de 100.000 en 100.000 pesetas, y resultó que efectivamente los tipos y las cuotas habían venido bajando desde 1979 hasta ahora, aunque la progresividad también había disminuido desde el impuesto de UCD hasta el actual, tanto con las reformas socialistas como populares.

Si era así no entendía por qué se quejaban los pensionistas, salvo que ellos percibieran, como los niños, los temas económicos en términos reales. Así que me puse a deflactar mi estudio. Entré en la página web del INE y saqué los índices del IPC con base 2000 desde 1979, actualice las rentas con ellos y volví a aplicar las tarifas a cada año.

El resultado fue ahora diferente: los que obtenían rentas entre 3 y 10 millones de pesetas pagaban prácticamente lo mismo que en 1992, pagando un 0,5% más los que estaban entre 6 y 10 millones. A partir de aquí comenzaba a cumplirse lo que había dicho el ministro de Hacienda, porque los impuestos iban bajando, hasta alcanzar un ahorro del 17% respecto de los impuestos de 1992 -más de 10 millones de pesetas- quienes ganaban 66 millones de pesetas.

Estos días se ha publicado el último libro del filósofo Gustavo Bueno El mito de la izquierda en el que realiza un estudio riguroso sobre las diferentes teorías que sobre la izquierda se han expuesto a lo largo de la historia, tanto por los grupos o personas que pretendían ser de izquierdas como por parte de analistas, estudiosos o detractores ajenos a ellos. El libro, complejo de leer por lo riguroso de sus planteamientos, construye una tabla de triple entrada de la que se obtienen ocho modelos de las distintas concepciones o teorías de la izquierda, y recopila comentarios muy entretenidos e ilustrativos sobre las opiniones que en los siglos pasados se han vertido sobre el tema.

A mí me han llamado la atención las teorías del grupo primero, que basan la adscripción a la derecha o izquierda en función del talante o temperamento del individuo, de tal forma que según Jacques Maritain, pensador judío convertido al cristianismo, los individuos se agrupan en organizaciones porque los objetivos o valores que ellas defienden cuadran con su talante político, aunque el tema se complica cuando hombres de derechas hacen política de izquierdas, como Lenin, siendo las revoluciones más violentas las de izquierdas dirigidas por hombres de talante derechista, y los gobiernos más débiles los de derechas dirigidos por personajes de izquierdas.

El tema de la clasificación derechas/izquierdas sigue quedando confuso, pues aunque popularmente, tomando como referencia la religión y la economía, todos diríamos que un ateo partidario del aborto y un obrero afiliado a un sindicato de clase son de izquierdas, si el ateo fuese además un rico empresario y el obrero testigo de Jehová ya no sería tan fácil ponernos de acuerdo.

Pero volvamos al tema original: la declaración de la renta y que los que se están ahorrando dinero con el PP son los que ganan más de 10 millones de pesetas. Pienso yo, relacionándolo con el libro que estoy leyendo, que entre los que no se ahorran impuestos habrá tanto ciudadanos temperamentalmente de derechas como de izquierdas, creyentes, agnósticos y ateos, aunque todos ellos económicamente más débiles que el grupo privilegiado por la política del PP.

Si en general se supone que la derecha considera que se pagan demasiados impuestos y la izquierda que hay que mantenerlos e incluso aumentarlos para financiar más programas de gasto público, cuando el ministro de Hacienda anuncia que los impuestos han bajado debemos entender que lo hace porque agrada a la derecha, en el convencimiento de que este talante o interés es el que impera en la sociedad española actual.

Pero una vez visto que, en términos reales, son sólo una minoría quienes se están ahorrando impuestos, ¿Cómo podemos valorar el sentido de la política fiscal del PP? Intentaremos resolverlo de acuerdo con las reglas de la lógica.

Una conclusión podría ser la siguiente: como los que tienen más renta son de derechas, y a los de derechas les gustan los impuestos bajos, pues se les bajan los impuestos para que estén contentos y nos voten; los otros, que son más pobres, deben ser más de izquierdas, y por lo tanto les gusta que los impuestos sean altos, pero como no podemos contentarlos a todos y como no sabemos exactamente cuánto de izquierdas son, pues les mantenemos los impuestos como antes, y para que no protesten, en la medida de nuestras posibilidades y esperando que sepan apreciar el esfuerzo que hacemos, a unos cuantos se los subimos un poco. De esta forma el Partido Popular contenta a derechas e izquierdas y recibe el apoyo de todos los ciudadanos a su política fiscal.

Si yo fuera alumno de Gustavo Bueno, con lo riguroso que él es en sus análisis, seguro que me rebanaría el cuello, porque no estoy convencido que mi conclusión cuadre con los criterios semánticos, sintácticos, de orden lógico estricto, estructurales, modales y predicamentales que él maneja con tanto cuidado y precisión.

O a lo mejor me felicitaba porque había conseguido diseccionar y analizar a la perfección los fundamentos de la política fiscal del Gobierno, en cuyo caso, el ministro Montoro a lo peor se llevaba una reprimenda de su jefe por no haber explicado, -cuando podía y además debería haberlo hecho porque era conveniente-, los logros del PP en materia tributaria en términos reales en vez de monetarios, para que los ciudadanos entendieran que la política llevada a cabo por el Gobierno en este periodo no se había limitado a aumentar la renta disponible de los ciudadanos, sino que además se había preocupado de satisfacer las inclinaciones propias de su talante o temperamento político.

Juan Carlos Carceller Garrido es inspector de hacienda del Estado, y presidente de la Comisión Promotora de la Plataforma de Debate Tributario.

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