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Columna
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¿El planeta de los simios?

Eximios votantes (y votantas) ya estamos en el día después, pero como yo estoy en el de antes prefiero salirme. No lo hago para que me tachen de salido sino para escaquearme del escrutinio, porque no es lo mismo marcarse una de Rappel que tener los resultados en la mano. Será por la edad. Con veinte años gustan las porras -incluso las de la Ertzaintza-, pero hacer quinielas con más del doble sólo es para temerarios, de modo que me voy a limitar a un pronóstico (o dos) y una conjetura. Ahí va el primero. Gane quien gane en cada pueblo, una cosa es cierta: mucho de lo prometido en campaña no se cumplirá y lo más gordo se dejará para la víspera de los próximos comicios, a fin de que el sufragista y la sufragista tengan frescas las simpares actuaciones del alcalde y lo vuelvan a elegir. Por lo menos eso solía hacer el, por lo menos hasta ayer, alcalde de mi pueblo, que de tonto no tiene un pelo ni se llama Pantaleón. Tampoco toca el acordeón aunque se jacte de ser más autónomo que los autonomistas (pero sólo para pactar el txistu. Y pandereta).

Lo confieso, como vaticinio resulta un poco cutre. Pero aún no lo han visto todo. Apuesto a que quienes se coman menos rosco que el que esperaban encuentran motivos para sentirse ganadores. ¿Que ocurre siempre? Pues claro, aquí se adivina sobre seguro. Ya estoy viendo a las masas de AuB -signifiquen lo que signifiquen las siglas- dando botes de contento porque no han votado nada. Queda incluso enternecedor que se regocijen en la negación, es decir, en su nihilismo. Veremos cuánto les dura el subidón y cómo afrontan el no tener un duro ni un pueblo que someter a sus dictados tan exquisitamente democráticos. Nunca se habrá visto mayor despliegue para votar en negativo y nunca se habrá visto mayor esfuerzo por echarles mil y un capotes. Hubo quien se la cogió con papeleta de fumar, por no decir nula, y juró que no disolvería el grupo parlamentario SA, no al menos antes del 25-M, no fuera a ser que al disolverles se produjera una fuga de gas, quiero decir una espantada de los pocos votos que pudiera haber dejado incólumes la nulidad, esa extraña nulidad matrimonial con las urnas.

Pero eso ya lo saben ustedes, dilecto lector, dilecta lectriz; me refiero a si tanta humillación y tanto burlarse del Estado de Derecho les habrá merecido la pena. Porque de ello depende la conjetura. Quien más interés tenía en que no se eligiera una carretera o un parque infantil sino todo lo contrario es quien se desgañitaba gritando que no se trataba de un plebiscito sino de una consulta municipal. Ante sus ojos están las pruebas transparente lector, colindante lectora, de si lo ha sido. Por eso lanzaré una conjetura a distancia aunque resulte más empobrecida que el uranio iraquí. Si han ganado el plebiscito quienes juran que no lo era, mucho es de temer que nos quedemos sin fuero interno. A partir de ahora, en vez de fuero interno tendremos un plan, algo así como un parásito en los intestinos o, como dijo aquel sabio de la colza, un bichito. Pero como nadie es profeta en su tierra, aventuraré que no ha sucedido porque les fallan las capitales. Y no me quiero mojar más porque el Nervión tiene lo suyo.

¿Qué importancia tendrá, se están diciendo ustedes estimables leyentes, si todo va a seguir igual? Puede que cambien algunos bordillos de acera y se alquile alguna vivienda bajo auspicio edilicio, pero la matraca seguirá siendo la misma. Gane quien gane habremos ganado una cosa, que desaparezcan los guetos abertzales, al menos en lo administrativo. Pero no nos llamemos a engaño, seguro que se les sigue apoyando, ¿qué harían si no los pobres huerfanitos? El otro día, en Barakaldo, Ibarretxe les dijo a los oyentes de su mitin: "Sois como nosotros", patentizando a su pesar que los consideraba distintos. ¿Habría dicho lo mismo en Hernani? Aunque la cosa hubiera tenido más miga si lo hubiera soltado ante un auditorio de chimpancés. Coge Ibarretxe se les planta delante y les suelta, influido definitivamente por sus primos de todas las batasunas: "Sois como nosotras y nosotros". Pero entonces, ¿quién habría sido igual a quién, por lo menos en un 99,4%?

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