El triunfo nacionalista en Álava resulta insuficiente ante populares y PSE
La desaparicion de Batasuna permitirá a la coalición nacionalista PNV-EA gobernar en solitario y con la comodidad de la mayoría absoluta en las diputaciones forales de Guipúzcoa y Vizcaya. Así, la constitución de ambos ejecutivos estará exenta de toda duda.En Álava, por el contrario, y pese a ser también la fuerza más votada, la coalición no alcanza, ni siquiera con el concurso de IU, la mayoría necesaria, que sí suman juntos, con los 26 escaños precisos, el PP y PSE.
Se da por hecho que ambos sellarán un acuerdo para que gobierne uno de los dos en solitario, dada la resistencia de los socialistas a compartir gobierno con el PP, a quien ha apoyado desde fuera del gobierno en estos cuatro años y de quien pide ahora reciprocidad. UA, pese a su descalabro en los ayuntamientos, mantiene sus dos escaños en las Juntas, lo que daría más holgura a la mayoría no nacionalista.
El voto nacionalista ronda en Álava el 34%, ocho puntos menos que en 1999, mientras el no nacionalista ha subido 11 puntos, hasta situarse en el 62%. Pese a sus excelentes resultados en las Juntas de Guipúzcoa y Vizcaya, también en ambos territorios el voto nacionalista en su conjunto pierde presencia porcentual, mientras el no nacionalista la gana, tendencia que se observó también en las elecciones autonómicas, pese al triunfo nacionalista.
Plan
El mantenimiento de la mayoría constitucionalista en Álava se considera en el PP y el PSE como de vital importancia para poner freno al plan de libre adhesión del lehendakari Juan José Ibarretxe, que tiene en esta provincia un severo obstáculo para su materialización y la celebración del referéndum que incluye. La coalición se ha beneficiado de 18 de los 29 escaños de EH en 1999.
Así, la batalla por las tres diputaciones ha saldado con el triunfo del PNV en las tres provincias, un fuerte ascenso de los socialistas, que se convierten en la segunda fuerza en Vizcaya y Guipúzcoa, y la pérdida de posiciones, en todo caso no excesiva, del PP. La coalición nacionalista ha funcionado mejor que entonces y, aunque Batasuna ha retenido una buena parte de su electorado, que ha seguido la consigna de votar a las candidaturas prohibidas, otra parte ha beneficiado a PNV-EA, que se ha llevado 18 de los 29 representantes (14 en Guipúzcoa, 9 en Vizcaya y 6 en Álava) que tenían hasta ahora los radicales.
La retirada de Batasuna de la escena institucional ha aupado a IU como cuarta fuerza del País Vasco. Pese a su crecimiento en las tres provincias, su representación no resulta importante para la gobernabilidad en ningún territorio.
La participación ha subido más de cinco puntos por encima de las elecciones forales (el 64,9% en 1999), pero ha quedado lejos de la gran movilización del 80% de las autonómicas de 2001.
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