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Crónica:GOLF | Campeonato de la PGA europea
Crónica
Texto informativo con interpretación

Garrido sale del agujero

El español se impone en el torneo considerado como el segundo 'grande' del circuito

Carlos Arribas

Era el primer desempate en la carrera profesional de Ignacio Garrido y parecía que iba a terminar en una frustración más. El Campeonato de la PGA europea, el torneo más importante del circuito tras el Open Británico, el considerado como el segundo grande europeo, tampoco sería el de la resurrección del madrileño. ¿O sí?

Su rival, el surafricano Trevor Immerman, joven y extravertido, parecía imparable. Había hecho birdie en tres de los últimos cuatro hoyos y enjugado los dos golpes de ventaja con que contaba el madrileño, hijo del histórico Antonio Garrido. Ignacio, de 31 años, había mostrado además síntomas de inestabilidad en los dos últimos hoyos, dos pares 5 en los que luchó para hacer el par. Y su segundo golpe en el hoyo del desempate fue desastroso. El hierro, que se dirigía, al green empezó a abrirse, siguió abriéndose y llevaba camino de desaparecer en el aparcamiento del campo de Wentworth si no hubiera sido por unos altísimos álamos contra los que chocó su bola, que cayó a plomo sobre los espectadores, no muy lejos del green. Mientras tanto, Immelman, fuerte y acedémico, la dejaba en el green, aunque lejos de la bandera. El español, para seguir soñando, necesitaría un chip de precisión y técnica y un buen putt. El surafricano, dos putts regulares. Nadie habría apostado por Garrido.

Pero ocurrió lo que ocurrió: Mientras Garrido cumplió a la perfección con su parte, Immelman falló cuando tenía ante él un putt de metro y medio. Necesitó tres putts. Perdió. Permitió que Garrido, y con él todo el golf español, cuyas grandes figuras llevan un año de crisis varias, saliera del agujero. El torneo sólo lo habían ganado antes tres españoles. Y de los mejores: Manuel Piñero (1977), Severiano Ballesteros (1983 y 1991) y José María Olazábal (1994).

Hace año y medio, Ignacio Garrido, cuya carrera profesional atravesaba una prolongada crisis, se acercó a su compañero Txomin Hospital, un jugador de Barcelona, y le pidió ayuda. Quería cambiar su swing, quería hacer algo para estar a la altura de las expectativas que había despertado a los 25 años, cuando ganó el Open de Alemania, jugó la Copa Ryder y disputó el Masters de Augusta. Iba lanzado tras la senda de Ballesteros y Olazábal, pero se quedó allí, clavado. Uno más en el circuito europeo. Su triunfo de Alemania había quedado sepultado por su desastrosa aventura en el Masters. Y luego, por un desastre más triste: la penalización por llevar un palo más en la bolsa que le costó el triunfo en el Masters británico. De él poco más se supo en las alturas.

Pero Ignacio Garrido siguió trabajando. Se rodeó de un equipo. El kit completo del golfista moderno: un preparador físico, un masajista, un psicólogo y un profesor de swing, Hospital.

"Pero yo no tengo nada que ver, o muy poco, en su triunfo", protesta Hospital; "como mucho, un 1%. Yo le he enseñado muy poco. Esto, en realidad, ha sido un gran premio a un trabajador extraordinario, a una persona capaz de practicar nueve horas al día, a un jugador de la estirpe de Harrington, Langer y Olazábal, de los grandes trabajadores".

De Garrido se sabía, leyendo las estadísticas, que iba de mal en peor, que era el 123º en la lista de ganancias y que había fallado el corte en cuatro de los ocho torneos que había disputado esta temporada. Pero esos datos escondían la verdad. "Y la verdad es que Ignacio llevaba mucho tiempo jugando muy bien", dice Hospital, "pero no metía un putt. Hasta este torneo".

En Wentworth, Garrido metió más de un putt -terminó con -18 en un campo que se le da muy bien-, pero, sobre todo, metió el putt decisivo, el que no pudo meter Immelman.

Ignacio Garrido, tras un <i>chip</i>, ayer.
Ignacio Garrido, tras un chip, ayer.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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