Alcalde desde siempre

Patxi Basauri (Elgeta, 1945), cabeza de lista del PNV-EA en su localidad natal, no necesita hacer campaña. Conquistó la alcaldía hace 27 años, antes de las primeras elecciones municipales democráticas, y su gestión ha debido convencer a los ciudadanos, ya que su apoyo en las urnas le ha convertido en el alcalde más veterano de Euskadi. ¿Su secreto? "No hay secreto. Sólo una doble fórmula que puede ayudar: se requiere paciencia y tratar a todos con igual rasero para mantener la credibilidad", responde.

El suyo ha sido un mandato sin interrupciones que ha transcurrido bajo distintas siglas. Basauri ocupó el despacho de la alcaldía -cuando los partidos "aún" se sentaban "a discutir alrededor de una mesa"-, encabezando una candidatura popular (1976-79). Luego ha ido liderando sucesivamente una lista independiente (1979-1991), otra del PNV (1991-99) y una cuarta del PNV-EA (1999-2003), que ganó por mayoría holgada los pasados comicios. La coalición ha gobernado con cuatro ediles frente a los tres de EH.

"He aprendido que en política nadie tiene toda la verdad"

¿La gestión está por encima de las siglas? "Para mí no hay izquierda ni derecha cuando se trata de actuar en favor del pueblo, sobre todo, hoy que los ayuntamientos tienen un protagonismo del que carecían cuando llegué", contesta. "Hoy tenemos suficientes competencias en gestión de suelo, servicios sociales, cultura,... Lo que necesitamos es más dinero".

En un municipio de 990 habitantes es imposible gobernar de espaldas a los ciudadanos y Basauri, que tiene como referentes a José Luis Cuerda y a Enrique Tierno Galván, lo sabe bien. "Los alcaldes hemos quitado el trabajo a los curas", bromea. "Ahora vienen a nosotros a confesarse, a contar sus problemas o pedir consejos sobre temas inverosímiles. A mí me han consultado hasta de sexología", dice.

Por eso, su trabajo -supuestamente a media jornada- se prolonga las 24 horas del día y la libreta que lleva en su bolsillo está siempre abierta a las sugerencias, preguntas y quejas de los vecinos. Hasta cuando sale de txikiteo. "Se es alcalde siempre y eso implica mucho trabajo, pero me siento orgulloso de que hayan confiado en mí tantos años, de que hayan entendido que la gestión de mi equipo no ha sido mala", afirma.

En estos años, le ha tocado lidiar con más de un problema. Hoy que en Elgeta no hay paro, recuerda la crisis que dejó al 35% de los vecinos sin trabajo a principios de los 80. "Dos importantes empresas de muebles cerraron y una tercera redujo su personal, pero hicimos una apuesta fuerte por atraer industrias y hoy hay 750 empleos en un municipio de 990 habitantes".

Tampoco puede pasar por alto la conmoción que vivió el pueblo en mayo de 2002 cuando un vecino asesinó a Arrate Elcoro, la estanquera, ni la situación del País Vasco, ahora que la plataforma abertzale Elgeta Auzolanian no puede concurrir a unos comicios a los que sí se presentan el PP, el PSE, Aralar, y la coalición nacionalista. "Debía meterse en una mazmorra a todos los cabezas de lista con un poco de agua y pan para que dialoguen y cedan. He aprendido que en política nadie tiene toda la verdad", dice. Él no estará para someterse a esa prueba, porque anuncia que éste será su último mandato.