Lo importante es la réplica
Adelino Cattani explica en Valencia en un libro de retórica cómo enfrentarse a "los argumentos envenenados de este mundo"
Adelino Cattani reivindica el derecho a discutir de todo. O como dice el primer capítulo de su libro Los usos de la retórica citando a Protágoras: "Sobre todas las cosas hay siempre dos puntos de vista". En el fondo del "modesto proyecto cultural" de este profesor de Retórica de la Universidad de Padua subyace la idea de "recuperar la importancia de la réplica, de la polémica, más que de la cooperación; porque la verdad, la justicia, nacen del enfrentamiento más que del diálogo pacífico y bondadoso". "Hay que hablar de forma animada, muy decidida", agrega el italiano, en un tono firme pero sereno y con una expresión que parece estar anunciando perennemente una ironía, un requiebro lúdico del lenguaje.
No en vano, en este manual práctico sobre las teorías de la argumentación y de la comunicación en la réplica destaca el capítulo dedicado a la importancia del humor. Estas son algunas de las funciones de una réplica ingeniosa en el contexto de un debate: tranquiliza el ambiente, reviva la atención, atestigua el ingenio de quien la emplea, por tanto, lo promociona, contribuye a rebajar al adversario y produce una corriente de simpatía en el público. Claro que no todo el mundo tiene el ingenio del dramaturgo Bernard Shaw y del severo crítico que le replicó:
-"Tengo el placer de invitarle al estreno de mi Pigmalion. Le envío dos entradas, una para usted y otra para algún amigo, si tiene".
-"Lo siento, tengo un compromiso, pero asistiré a la segunda representación, si se produce".
Un colaborador de John Kennedy relata en sus memorias que procuraba mantener al día su archivo "de agudezas útiles para cualquier eventualidad", recuerda Cattani en su libro (publicado por Alianza y que ayer presentó a los medios de comunicación en Valencia aprovechando su visita a la Facultad de Filosofía).
Es inevitable hablar de políticos cuando se trata de retórica o de Cómo mentir diciendo la verdad, otro capítulo de la obra. Cattani sonríe y puntualiza que también los periodistas saben mucho de ello. En realidad, prácticamente todo el mundo. "Es un derecho de quien discute. Sólo ante los jueces está obligado uno a decir la verdad y toda la verdad". Cattani se explica. En su libro igual cita a Fernando Savater o Karl Popper que reproduce una discusión entre una mujer, que quiere ir de vacaciones al campo, y su esposo, que prefiere la playa. "En condiciones normales en una discusión no tienes por qué representar todas las posiciones posibles, sólo las que te interesan. Y no se puede decir que no seas honrado o leal, porque está la otra parte, el adversario, que contrapone y completa. No tengo por qué ponerme en el lugar de mi mujer, porque ella se sabe defender muy bien".
La situación perfecta se produce cuando un razonamiento es válido y persuasivo; el no válido y no persuasivo no engaña a nadie. El problema se presenta cuando el razonamiento no es válido pero sí persuasivo, apunta Cattani, al tiempo que resalta el papel de la apariencia, de la persuasión, porque por mucha razón que se tenga si no se aparenta y persuade... no convences
Lo importante es identificar y bloquear las estrategias retóricas del adversario. Para eso está la retórica. Pero sobre todo, el experto italiano reivindica el estudio de la teoría de la argumentación desde la escuela primaria, "porque sería una enseñanza muy ecológica: nos acostumbra a sobrevivir en este mundo de argumentos envenenados y contaminados".
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