La participación, la clave
La indefinición del voto y el índice de abstención dejan abierto el escenario del 25-M
Un total de 3.419.398 ciudadanos están convocados mañana a las urnas para definir el paisaje político de los próximos cuatro años en las instituciones de la Comunidad Valenciana. Aunque las encuestas -excepto la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizada en el fragor de la guerra de Irak- como la del Instituto Opina han apuntado que el PP revalidará la mayoría absoluta en la Generalitat, las incógnitas que plantean el índice de abstención y el voto indefinido dejan el escenario abierto a cualquier posibilidad.
La evolución de la abstención en las elecciones autonómicas valencianas ha oscilado entre el 24% del año 1995, con 750.577 ciudadanos que renunciaron a ejercer su derecho al voto, y el 32,2% de 1999, con 1.082.093, lo que, comparado con los porcentajes de los años 1983 (27%), 1991 (30,8%) y 25,5% (1987) arroja una media de alrededor del 30%. En las pasadas elecciones Castellón fue la provincia que registró la mayor participación del electorado, con un 29% de electores que no votaron, mientras que en las de Valencia y Alicante se abstuvo el 32%. Los distritos electorales donde la participación fue menor fueron L'Alacantí, L'Horta Oest, el Camp de Morvedre y Valencia, con más de un 35% de abstención. La abstención, de acuerdo con la tradición electoral, se sitúa en alrededor de un millón de electores, que en comicios generales suele disminuir hasta 700.000.
Al menos un 10% del electorado (340.000 electores) no ha definido aún su voto
La tradición electoral sitúa la abstención en un 30%, cerca del millón de sufragios
En cuanto a las características sociodemográficas, los grupos de ciudadanos entre los que existe una mayor abstención se encuentran en los grandes municipios, excepto Valencia. En sus puntas más definitorias, según datos obtenidos por el CIS en la encuesta postelectoral de 1999, se trata mayoritariamente de electores de 18 a 24 años (203.300 jóvenes están citados por primera vez con las urnas mañana), de ciudadanos con estudios secundarios, de electores con ingresos bajos, de trabajadores de la empresa privada y parados, así como de valencianos muy progresistas o reformistas. Por el contrario, los grupos en los que existe una menor abstención, están en los municipios pequeños, son electores de 55 a 64 años y con las características de tener estudios primarios, los ingresos más bajos, ser empresarios o jubilados y ser ciudadanos que se sitúan en el centro derecha, se sienten conservadores y se declaran sólo valencianos.
Por lo que respecta al voto indefinido, fijado en un 22,1% por el sondeo del Instituto Opina, el de Emer-Gfk, realizado entre el 5 y el 12 de mayo, es el que más ha profundizado en su análisis. A partir de la intención directa de voto y la resultante de la simpatía, con una abstención de alrededor del 30%, identifica una masa de votantes indecisos y la sitúa en un 16,1%, aunque es muy previsible que ese porcentaje, en el transcurso de la campaña electoral, haya disminuido hasta el 10% del electorado valenciano (340.000 electores). Los segmentos más afectados por la indecisión en esta encuesta son las personas sin estudios, las amas de casa, personas con más de 55 años, estudiantes, menores de 24 años, mujeres, jubilados y electores de Castellón, rasgos que se reparten principalmente, como en la abstención, los electores del PP y el PSPV.
Sondeos y proyecciones
En base a los datos del sondeo del CIS, en los que los electores se autoubican en un abanico entre 1 y 10 (siendo 10 la derecha, 1 la izquierda y 5 el centro), la mayoría de los valencianos encuestados se sitúan en el 4,9, un centro ligeramente sesgado hacia la izquierda. En cifras redondeadas, entre el 50 y el 60% del electorado (unos dos millones de valencianos) se aferra a ese espacio. Cerca de 500.000 valencianos, por el contrario, se consideran de derechas, mientras que unos 900.000 se sienten de izquierdas. Sobre ese patrón, y según los datos que arrojan la última oleada del CIS, la del Instituto Opina (realizada entre los 10 y 11 de mayo) y la de Emer-Gfk, que asignan los indecisos en función de las simpatías, se calcula que el PP acapara alrededor de 450.000 de los votos del grupo de la derecha, quedando 50.000 para otras opciones y votos en blanco.
En el grupo del centro existe cerca de un millón de electores en la abstención (el 29,5% con una participación próxima al 70%), y el resto se lo reparten el PP (alrededor de 600.000, lo que lo situaría por encima del millón de votos), el PSPV (unos 300.000, que junto a los más de 500.000 que obtendría del grupo de la izquierda, podría llegar a sumar alrededor de 850.000) y Unió Valenciana, que, en teoría, recogería los 100.000 últimos. En el grupo de la izquierda, descontado el medio millón de votos del PSPV, quedarían más de 150.000 de Esquerra Unida, unos 75.000 del Bloc, alrededor de 50.000 de voto verde y otros tantos que se repartirían otras opciones y votos en blanco.
De acuerdo con estos datos, y siempre con una participación del 70%, el PP se mueve en una horquilla de 45-46 diputados, el PSPV en una de 38-39 y l'Entesa en otra de 4-5, lo que permitiría gobernar al partido más votado con mayoría absoluta. Al quedar situada la barrera de acceso a las Cortes en 120.000 votos, difícilmente Unión Valenciana ni el Bloc lograrían rebasarla. Por el contrario, con una participación del 65% (35% de abstención), el PP sólo alcanzaría 43 diputados, mientras que el PSPV obtendría 39, l'Entesa 5 y UV (siempre que no se achante ante la barrera de los 110.500 votos o el Bloc la supere) 2. En cambio, si la participación rondase el 75%, con un PSPV y una Entesa con el voto movilizado al máximo, el PP podría subir hasta 47 (PSPV, 38 y l'Entesa, 4) porque absorbería un voto cuya experiencia en las generales, en las que obtuvo 1.285.000 votos (frente a los 870.000 del PSPV), lo adscribe a esa opción.
Pero también pueden concurrir otras variables, puesto que los partidos mantienen una relación de vasos comunicantes entre sí. El PP con Unió Valenciana, y el PSPV con l'Entesa y el Bloc. Los repartos de flujos pueden incrementar o disminuir los resultados de los partidos mayoritarios y minoritarios. En cualquiera de los casos ésas son las claves del 25 de mayo: la participación, la asignación de voto indeciso y las supuraciones entre vasos comunicantes, con una gama de combinaciones infinitas.
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