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Reportaje:ELECCIONES 25M | Retrato urbano

Granada, ciudad en espera

Los granadinos viven bajo las promesas de grandes proyectos que con frecuencia llegan tarde o no llegan

Javier Arroyo

Se puede comenzar una radiografía de Granada contando lo que ya no es. No es, en primer lugar, la ciudad barata que pueden recordar quienes la visitaron y no han vuelto en algún tiempo. En la mente de esos turistas, el paradigma de la baratura de Granada lo representaban, por ejemplo, los bares, donde con tres cervezas y sus tapas podía darse uno por comido. Los precios del tapeo han variado al alza.

Otro producto usualmente barato ha sido la vivienda. Tampoco es ya lo que era. Con poco suelo urbanizable y muchos estudiantes a la busca de piso, el negocio inmobiliario es más negocio que nunca para promotores y propietarios. Granada es, ya, una ciudad prácticamente tan cara como cualquier otra.

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Pero si algo caracteriza a Granada es que su progreso se ha buscado siempre a través de grandes proyectos. La ciudad vive en una espera permanente, con algo grande a punto de hacerse realidad. De esos planes, unos se consolidan; otros se dilatan y es difícil apostar si se cumplirán o no; otros, sencillamente, se desvanecen. Dos ejemplos electorales pueden valer. En el mandato anterior, el PSOE se dejó caer con la Granada Olímpica 2012; en ésta, el PP promete una Exposición Universal para ese mismo año.

Daniel Gil de Avalle un luthier que fabrica instrumentos de cuerda de forma artesana y que vende su trabajo en todo el mundo, tiene una opinión tajante sobre estas grandes obras: "De los grandes proyectos que nos cuentan, la mitad son cosas ficticias, poco sólidas. Además, la mayor parte de esas propuestas están financiados desde fuera, ya sea por la Junta o por el Gobierno".

Otra gran inversión, algo más cerca que las anteriores pero aún en fase de limbo, es el metro ligero, un transporte que, a pesar del nombre, irá por superficie y que uniría las ciudades del área metropolitana con la capital. El metro está aún en fase de resolución de alegaciones al trazado. Nadie puede dar una fecha de puesta en marcha. Una segunda circunvalación también está en debate; y un gran espacio escénico y un rockódromo y un palacio de hielo y un funicular a la sierra... Todo a lo grande, todo en espera.

Un gran proyecto sí se ha materializado. El campus de Ciencias de la Salud está a seis u ocho años de convertirse en una realidad operativa. El campus se configurará como un gran espacio destinado a albergar todo lo relacionado con los servicios biosanitarios. Un segundo macroproyecto apenas se vislumbra en camino: el tren de alta velocidad que unirá Granada con Madrid. Como es habitual, la Junta por el Gobierno, el Gobierno por la Junta, nadie sabe cuando la ciudad verá el primer AVE. Entre tanto, la conexión en tren con Madrid es cada vez más pobre. José Luis López, un estudiante que pasea por el Realejo comenta que "mientras ellos se pelean, nosotros seguimos cogiendo el autobús para ir a Madrid".

La carestía de la vivienda, el caos del tráfico y la falta de empleo son las principales quejas de los granadinos. La empresa de tasaciones inmobiliarias Tinsa sitúa el valor del metro cuadrado de vivienda usada en la ciudad en 1.183,6 euros, lo que equivale al dudoso honor del metro cuadrado usado más caro de Andalucía. Quizá por ello todas las ciudades de la periferia suben en población, mientras la capital pierde.

El precio de la vivienda está obligando a muchos a alejarse unos kilómetros en busca de residencia. "Tuve que buscar vivienda fuera de Granada, porque aquí no podía comprar", cuenta Lucas, un profesional que va y viene cada día a trabajar a la capital.

Los números dicen que el padrón de residentes bajó en la capital casi 3.000 personas entre enero de 2001 y de 2002. El frutero Alfonso Vega Reyes tiene esa misma percepción. Vega, que vende fruta al aire libre en el barrio del Realejo, opina que "queda menos gente en el barrio". "La zona está cada vez más despoblada", añade.

Cristóbal López, profesor de secundaria, considera que "una buena labor contra esta tendencia de abandono de la ciudad es la rehabilitación del centro que se está llevando adelante con el Plan Urban".

La cultura es un ámbito en el que la situación ha ido a mejor. Con algún concierto u obra de teatro prácticamente siempre en cartel, Pilar, profesora de música, dice: "De no tener donde ir, hemos pasado a que, a veces, hay que decidirse por un espectáculo y dejar otro".

Alfonso Vega, el frutero, reconoce que "la ciudad está cambiando y se hacen cosas buenas". Excepto en el tráfico: "El tráfico no lo solucionó Jara, [alcalde del PSOE hace años], no lo solucionó Díaz Berbel [alcalde del PP hasta hace cuatro años] y no lo solucionará nadie. Lo que hay que hacer es que la gente ande", termina Vega. Efectivamente, en Granada, hace años que las aceras dejaron de pertenecer a los peatones y que pasaron a ser zona de aparcamiento. También el aparcamiento en doble fila es una práctica habitual en el centro de la ciudad; nuestro frutero resume bien la situación: "A veces hay que hacer una gincana para poder circular". Una ciudad mediana como Granada debería ser muy buena para el paseo. El ruido y el tráfico no lo facilitan, aunque siempre quedan los jardines y parques. Granada cuenta con un gran parque, el García Lorca , precioso en esta época, y algunos más pequeños diseminados por la ciudad. Manolo Robles sabe del asunto. Tiene 35 años y trabaja en una de las dos empresas que tiene el mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad. Manolo cree que "hay más jardines que hace unos años". Ésa es una buena noticia. Sin embargo, también está la parte oscura, porque según Robles, "hay menos gente para cuidarlos que antes y falta personal".

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