El AVE y las ovejas

El escarabajo verde deleitará esta tarde (17.50, La 2) a sus fieles con un reportaje imaginativamente titulado 'Bienvenido, mister AVE'. Esta nueva entrega del programa de ecología y medio ambiente de TVE se emite en la recta final del periodo electoral, pero no hay problema: el informe es inocuo, lo que no significa que sea inocente. El esquema argumental es bastante simple: el AVE es estupendo, extraordinario, fantástico para las ciudades, aunque en el mundo rural pueda tener una visión diferente. De modo que, salvo una persona que trabaja en las obras, todos los demás entrevistados que viven en pueblos son críticos, mientras los de las ciudades (Zaragoza y Calatayud) hablan con abundante entusiasmo.

Hay perlas. Sobre imágenes de la estación zaragozana de Delicias (de la que no se dice que está inconclusa), la voz de la narradora explica: "La inversión se ha traducido en modernidad". Se construirán allí hoteles y restaurantes porque la obra es una "apuesta para poner a Zaragoza en el mapa" de modo que sea sede de la Expo 2008, con las consiguientes transformaciones urbanísticas. Y aquí se enfocan maquetas y más maquetas mientras se habla de millones y más millones (de pesetas, que abultan más), todo vinculado al futuro deseado, prometido, situado, como todo el mundo sabe, a la derecha del paraíso (poco más o menos).

Un ejemplo es Calatayud. Allí, cuenta un taxista que conduce sin manos, hay mucha obra, mucha vivienda. "El negocio inmobiliario funciona". Hay hasta un campo de golf.

No lo ven tan claro los ecologistas. También se apunta al pesimismo un profesor de la Universidad de Zaragoza que ni siquiera lleva corbata. Y un pastor de Castejón llamado Andrés que apacienta a sus ovejas. ¡Las pobres! Ahora tienen que andar más para llegar a algunos pastos. El tren va más deprisa de una ciudad a otra, pero los corderos tienen que recorrer con el mismo paso cansino un kilómetro más.

¿Agujeros bajo la vía? Ni una palabra. ¿Retrasos en las obras? Una ligera alusión del presentador. Migajas despreciables del gran banquete que es el AVE. Es verdad que el profesor, sociólogo por más señas, lo califica de "patógeno", es decir, enfermizo. Pero ahí está una de las últimas frases para resumir el espíritu de la obra: "Paradojas del progreso". Amén.