"Para ser grandes hay que tener continuidad"
A pesar de sus 33 años, Enric Masip fue el motor que catapultó al Barcelona a ganar matemáticamente su 16ª Liga de balonmano el domingo en Ciudad Real. Una situación repetida desde que en 1990 dio el salto desde el Granollers. Es uno de los pilares de Valero Rivera para construir el edificio que le ha llevado a ganar 66 títulos de los 77 de la sección. Y aspira a seguir siéndolo. Su palmarés presenta ya 49 entorchados, entre ellos seis Copas de Europa, dos Recopas y ocho Ligas. Además, es el máximo goleador de la historia de la Liga: 1.623 tantos.
Pregunta. Campeón de Liga y máximo goleador.
Respuesta. Son dos conceptos distintos. Para mí, el más importante es el logro del equipo. Ganar la Liga, después de tres años de sequía y en la pista del rival directo, fue algo grande. El segundo es de orgullo personal. Me gusta, pero siempre me ha ilusionado más que me recuerden por los títulos ganados con el equipo.
P. Al final, los veteranos tuvieron que sacar su coraje.
R. La victoria es del grupo, pero hay gente que durante muchos años ha estado acostumbrada a ganar y que sigue imprimiendo la esencia del carácter ganador de la época dorada de Urdangarín, Garralda, Svensson, Guijosa... Quedamos algunos de entonces y seguimos colaborando de forma activa en los éxitos. Cada cual aporta lo que puede, que es mucho. Es una columna vertebral que resiste y aún puede dar mucho.
P. ¿La Liga más difícil por la calidad de los adversarios y el hecho de que el Barça llevaba tiempo sin grandes títulos?
R. El equipo siempre ha estado arriba. Hubo dos años de impasse, pero perdimos los títulos por los pelos, las lesiones, la mala suerte... Está claro que en resultados las temporadas no fueron buenas. Ahora hemos vuelto a romper el hielo y recuperado aquella sensación de poderío que nos permite quedar al margen de la presión mediática y ser capaces de ganar el título en el campo más difícil.
P. La última renovación del equipo parece concluida. Usted ha superado unas cuantas.
R. Sí, pero sobre todo en los dos últimos años. Antes eran más bien remodelaciones. Cambiaban pocos jugadores.
P. De todos los equipos que ha vivido, con cuál se quedaría?
R. Con el que va de 1995 a 1998. El mejor fue el de Svensson, Barrufet, Guijosa, Ortega, O'Callaghan, Garralda, Urdangarín, Chepkin, Dedu y, más tarde, Schwartz. Fue muy fuerte en muchos aspectos. Pero cada época tiene sus peculiaridades. Ahora mismo tenemos dos laterales con un buen tiro exterior, Nagy y Fernández, y hay otros jugadores muy completos en los seis metros en fintas, lanzamientos cortos... Antes quiza no teníamos tanta altura, pero también ganábamos. Pero hubo otros factores importantes: rompimos moldes, jugábamos con mucha velocidad, innovamos...
P. ¿Qué sensaciones tuvo tras la victoria?
R. Una gran tranquilidad. Mantuvimos la tensión durante meses. Y allí nos demostramos que podemos seguir jugando muy bien y ganando. Fue una explosión de rabia contenida y de felicidad.
P. ¿Puede ser tan grande este equipo como el de las cinco Copas de Europa y las cinco Ligas ?
R. Es el inicio de un nuevo camino. Pero es muy difícil repetir aquello. Somos un buen equipo, pero para ser un gran equipo debes lograr títulos importantes y tener continuidad. No será fácil, pero lo veo posible. Hay una buena base y los jóvenes aportan mucho. Podremos valorarlo dentro de cinco o seis años. Yo me conformaría con seguir en esta línea.
P. Se le dio casi por enterrado cuando sufrió una hernia discal que le dejó un pie sin fuerza. Pero vuelve a jugar a un nivel increíble.
R. La lesión de espalda sigue ahí y de vez en cuando surgen problemas. Los años pasan factura. Nunca más he sentido el pie al ciento por ciento. Pero me satisface haber colaborado en momentos cruciales. Vi peligrar mi carrera y éste es el primer título importante desde mi lesión [tras los Juegos de Sidney 2000].
P. Le quedan dos años de contrato. ¿Piensa ya en qué hará cuando se retire?
R. Mi idea es seguir jugando en el Barça mientras sea útil al equipo y no ponga en peligro mi espalda. Cuando no pueda aportar nada, lo dejaré. Después, me encantaría seguir vinculado al club.
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