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VISTO / OÍDO
Columna
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Familia

Aznar protege familias y estimula la natalidad. Pero la familia no es aquella que formaba el trío fascista con el municipio y el sindicato. Buen lema si no hubieran sido verticales; pero lo vertical era una asunción de que el poder viene de Dios, pasa por el Caudillo y llega al gobernador y jefe provincial del Movimiento, que lo distribuye. Por circunstancias históricas, económicas y de doctrinas de las que llamaron "disolventes" el paterfamilias de cultura romana desapareció, salvo casos donde la tradición posesiva unida al sistema del honor produce el asesinato. Esta democratización se ha implantado (mejor que la política, que es inversa) por la sociedad capitalista: madre y padre trabajan todo el día: el piso (si se consigue) en las afueras, que dificulta la ayuda de los parientes; falta de guarderías gratuitas; crisis en el trabajo juvenil y carestía de la formación universitaria. Amenazas sobre pensiones y subsidios, no tanto por la exhibida falta de natalidad (¿para qué si los puestos de trabajo son menos?) sino por doctrina del liberalismo económico: la suposición de que si hay subsidio al paro o al retiro la gente lo elegirá en lugar del trabajo, como si esa propina grotesca fuera un momio; y por la idea americana de que el estímulo entre la muerte por hambre y el gran dinero hiciera progresar a ciudadano y a sociedad ("de vendedor de periódicos a millonario"). La natalidad y la familia se basaban en ideas que no existen: los hijos sostendrían a los padres cuando éstos envejecieran (la prole, la defensa del proletario), y el rey tendría soldados ("servir al rey"), y el patrono, trabajadores baratos. Tampoco estas condiciones existen. El patrono prefiere máquinas: no son más baratas ni producen más que la mano de obra (hay que renovarlas continuamente, el entretenimiento es caro), pero no hacen huelgas, ni se embarazan, ni hay que pagar su parte de Seguridad Social; y el viejo odio se venga. El Ejército no necesita infantería: los especialistas no salen de la leva sino de los asalariados. No se sabe para qué quieren aumentar la población: primero, hay que aumentar los puestos de trabajo, los sueldos, abaratar las viviendas, ampliar la educación.

No lo van a hacer. ¿Es un impulso católico? El catolicismo es muy raro. Condena no tener hijos, pero paga para que se tengan: ¿no es lo mismo forzar a más que a menos? ¿O la voluntad divina es también incomprensible?

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