Con el futuro en juego
Las elecciones son una prueba de fuego para las aspiraciones autonómicas del Bloc y para la supervivencia de Unió Valenciana
El día 25 se la juegan. De los resultados de las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán ese día dependen en gran medida las opciones de futuro de las formaciones que dirigen Pere Mayor y Josep Maria Chiquillo: el Bloc Nacionalista Valencià (BNV) y Unió Valenciana (UV), respectivamente. El primero aspira de nuevo a entrar en las Cortes Valencianas y el segundo, a hacerse un hueco en el Ayuntamiento de Valencia. Mayor lo intenta al frente de la coalición formada por el Bloc y Esquerra Verda, en la que se integran otros grupos minoritarios de diversas comarcas, con el objetivo de alcanzar el mínimo del 5% de los votos que dan opción a obtener representación en el Parlamento autonómico. Chiquillo concurre en solitario en la ciudad de Valencia, aunque la formación que encabeza ha alcanzado acuerdos con pequeños partidos en las tres provincias, igualmente para intentar superar esa barrera.
Los nacionalistas de Pere Mayor nunca han logrado superar la barrera del 5%
Josep Maria Chiquillo tiene depositadas sus esperanzas en el consistorio de Valencia
Las condiciones de partida de ambas formaciones son similares y diferentes al mismo tiempo. Similares porque las dos aspiran tanto a entrar en las Cortes -un objetivo difícil en los dos casos, según la mayoría de los sondeos, excepción hecha de los que manejan ambas organizaciones- como a mejorar su implantación en los Ayuntamientos -en 1999 el Bloc consiguió 235 concejales, mientras que UV obtuvo 229- y para ello han buscado el apoyo de formaciones menores. Y distintas, entre otras cosas, porque mientras los regionalistas han preparado una campaña muy condicionada por sus limitaciones económicas, los nacionalistas llevan ya meses en la brecha con una campaña diferente y ambiciosa que se pueden permitir dada su mejor situación financiera.
Los nacionalistas que lidera Pere Mayor, que nunca han logrado por sí mismos superar la barrera del 5% que da acceso a las Cortes -sólo tuvieron representación parlamentaria cuando concurrieron en coalición con Esquerra Unida, en 1987-, cuentan con Esquerra Verda y con una decena de organizaciones menores de ámbito comarcal y local, con las que han confeccionado más de 250 candidaturas municipales, frente a las 164 listas que presentaron hace cuatro años.
Por su parte, los regionalistas que dirige Josep Maria Chiquillo, que ya tienen experiencia parlamentaria -incluso de gobierno, pues entre 1995 y 1999 formaron parte del Consell, en coalición con el PP-, han recurrido al apoyo del Centro Liberal en Alicante y se presentan en Castellón como Unió. Pero no han logrado mantener el listón de 1999, cuando presentaron más de 240 listas, y se han quedado en esta ocasión en torno al centenar de candidaturas.
Pero unos y otros se la juegan el 25 de mayo. Para los nacionalistas, quedarse fuera de las Cortes supondría un nuevo fracaso que desgastaría a su líder -el decano de los candidatos a presidente de la Generalitat- y que sólo se podría ver compensado por un nuevo incremento de la representación en los ayuntamientos, superando el listón de 1999, que ya dejaron muy alto. Mientras, los regionalistas, descartada casi por completo su entrada en las Cortes -la misma elección como candidato a la Generalitat de Valero Eustaquio, de escasa popularidad, supone prácticamente una renuncia anticipada-, depositan prácticamente todas sus esperanzas de futuro en el Ayuntamiento de Valencia, como demuestra el hecho de que como candidato a alcalde presentan a su máximo líder, Josep Maria Chiquillo, empeñado en mantener a flote una formación que ha sufrido una profunda crisis desde la desaparición de su fundador, Vicente González Lizondo.
Naturalmente, tanto en el Bloc como en UV se muestran convencidos de que entrarán en las Cortes. "No contemplamos la posibilidad de no entrar en las Cortes", afirma Pere Mayor, quien, no obstante, admite que no alcanzar ese objetivo constituiría un "fracaso" que tendría que asumir él mismo, "la persona que ha llevado al partido a los planteamientos actuales". Aparte de la "crisis para la dirección" que supondría la posibilidad de quedar nuevamente fuera del Parlamento valenciano, las consecuencias no serían graves para el Bloc, considera Mayor: "Ya hemos demostrado otras veces mucha capacidad de travesía del desierto".
Por su parte, Chiquillo asegura que no se le ha "pasado por la cabeza" pensar en lo que haría en el caso de no resultar elegido concejal el día 25. "Estoy convencido de que vamos a entrar en el Ayuntamiento y en las Cortes", asegura, y añade: "Pero pase lo que pase el día 25 Unió Valenciana continuará y el proyecto valencianista continuará". Una afirmación que parece más basada en el deseo que en la realidad, porque detrás de UV, aparte de su difusa ideología, en gran parte asumida por los populares, hay muy poca estructura organizativa.
Pero ese optimismo -al menos de puertas afuera- de los dirigentes de ambas formaciones contrasta tanto con lo que reflejan las encuestas como con la opinión de los expertos. "Son los que mejores campañas electorales hacen y peores resultados obtienen después", resume Miguel Zorío, experto en mercadotecnia política y responsable de la agencia Lobby & Comunicación, al hablar de las posibilidades del Bloc. "Y siempre por la misma razón", añade, "siempre hay alguna visita, mediada la campaña, de algún dirigente catalán de Convergència i Unió que rompe su imagen de partido valenciano". Respecto a Unió Valenciana Zorío señala que su precampaña "es la que menos notoriedad ha tenido" y que "la única posibilidad que tiene de no cerrar las puertas es que Chiquillo consiga acta de concejal en Valencia y pueda reconstruir el partido a partir de ahí".
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