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Entrevista:JOSÉ MIGUEL AYERZA | Director gerente del Palacio Kursaal

"La clave del éxito del Kursaal es la nula injerencia de políticos"

Mikel Ormazabal

A José Miguel Ayerza (San Sebastián, 1966) no le importa que le definan como un Arriortua "humanista". En sus cinco años al frente del Kursaal, ha situado el Palacio de Congresos y Auditorio donostiarra entre los cinco mejores del mundo.

Pregunta. ¿Qué balance hace de los cuatro años desde la inauguración del Kursaal?

Respuesta. El caso Kursaal es un viaje de emociones negativas a emociones positivas. A mi llegada en 1998 me encontré con una fuerte polémica sobre el diseño del palacio y con problemas de financiación que provocaron una corriente contraria al Kursaal. Nuestro reto fue cambiar esa tendencia y lo hemos conseguido. El edificio tiene un atractivo arquitectónico que está reconocido internacionalmente y es querido por los donostiarras. Respecto a su uso, las dudas sobre la viabilidad económica han sido despejadas. La explotación del Kursaal da beneficios y no ha exigido ninguna aportación suplementaria de las instituciones. Todo ello ha permitido disipar las dudas sobre el proyecto.

"El salto del Kursaal es que su agenda cultural se convierta en atractivo turístico"

P. ¿Incluso las del propio Rafael Moneo, cuyo objetivo principal era "la integración social en torno al edificio"?

R. Pocas dudas he visto yo en Moneo sobre el Kursaal. Siempre ha sido un convencido del éxito del proyecto. Sé de primera mano que está orgulloso de la aceptación y el uso del palacio.

P. ¿Ha sido normal la evolución del Kursaal y su rápida consolidación?

R. Partir de una situación muy negativa tiene la ventaja de facilitar el logro de las expectativas iniciales. El éxito arquitectónico del palacio nos ha venido dado y desde la gestión, ha sido clave que las instituciones (el Ayuntamiento y la Diputación) hayan permitido poner en marcha criterios profesionales y empresariales, orientados a la excelencia y ajenos a cualquier connotación política. Dado que los resultados han sido positivos, los políticos se han mantenido al margen inteligentemente. Su apuesta desde el inicio ha sido dejar hacer, sin consignas.

P. Manos libres; ¿cómo se ha llegado al éxito?

R. En el Kursaal ha funcionado muy bien el concepto que denominamos Plaza, un espacio abierto a todo el mundo y a todas las disciplinas culturales, empresariales, de ocio,... Aquí han convivido sin problemas la música clásica, el pop o el rock

, porque el Kursaal no es un lugar exclusivamente para congresos, grandes orquestas sinfónicas o para los ricos. Kursaal es hoy una marca, un sello que nos distingue en el mundo de los palacios de congresos y auditorios. Nosotros gestionamos las emociones del público que viene a ver un espectáculo o a una reunión de trabajo.

P. ¿Llegar a un 82% de ocupación supone tocar techo?

R. Eso quiere decir que en el 82% de los 365 días del año hay alguna actividad en el Kursaal. El reto está en que esa actividad, siendo numerosa, sea cuantitativamente más importante, es decir, conseguir una mayor atracción de personas que producen un gasto y generan riqueza para la ciudad y la provincia. No es lo mismo hacer 20 congresos de 50 personas o 20 congresos de 1.000 personas. En la vertiente cultural nos encontramos que casi todos los eventos están saturados, incluso con lista de espera para comprar entradas. Ahí, el salto consistiría en hacer una segunda función de algunos espectáculos y lograr que la agenda cultural sea también un foco de atracción turística.

P. ¿Cómo es la captación de grandes congresos?

R. Primero hay que fidelizar a los agentes locales potenciales promotores de esos congresos, que son los médicos, profesores universitarios, investigadores de centros tecnológicos, empresas que participen en una asociación nacional o internacional,... El objetivo es conseguir una media anual de cinco congresos de más de 1.000 asistentes. Nosotros poco podemos hacer si no se involucran los agentes locales, porque más del 90% de los congresos que se celebran en una ciudad los promueven personas relacionadas con esa ciudad.

P. Es decir, que el Kursaal no se vende solo.

R. Para nada. Todas las ciudades de España que no tienen un palacio de congresos lo están construyendo ya. La competencia cada vez es mayor.

P. ¿Cómo ha sido su aterrizaje en el mundo cultural?

R. Hemos procurado que la cultura haya tenido un protagonismo especial. He congeniado muy bien con José Antonio Etxenike [director de la Quincena Musical] en la gestión de la Fundación Kursaal. Entre ambos hemos demostrado que la cultura también genera riqueza. Aun con mi pasado empresarial, admito que cada vez me siento más identificado con las estructuras y los códigos de funcionamiento del mundo cultural. Si algo valoro de estos cinco años es el descubrimiento de la faceta humanista del arte y la cultura.

P. ¿Los retos del Kursaal no chocan con la capacidad hotelera de la ciudad?

R. Todo tiene que ir en una sintonía. Si queremos dar ese salto en el Kursaal, es necesario incrementar las plazas hoteleras con anticipación a la captación de grandes congresos. La reivindicación de nuevos hoteles debe ser mayor para que de hecho se construyan.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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