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MÚSICA

No pronunciarás Mozart en vano

Jesús Ruiz Mantilla

Ponerle el nombre de Mozart a algo implica un riesgo del que más vale zafarse si no se tienen las ideas claras. Pero no es el caso del Festival Mozart de A Coruña, que este año cumple allí su sexta edición después de que fuera expulsado de los escenarios madrileños desde que lo creara Antonio Moral en 1988. Esta temporada es época de relevos. Su responsable se despide para dar paso a una nueva dirección a dúo que compartirán entre Alberto Zedda y Víctor Pablo Pérez, dos músicos sabios, dinámicos y amantes del genio de Salzburgo que seguramente no van a hacer pronunciar a nadie su nombre en vano.

Este año será el último programado por Moral. La fiesta empieza hoy con Júpiter y Semele, zarzuela barroca compuesta en 1718 por Antonio Líteres, que interpreta el grupo Al Ayre Español en versión semiescenificada de Carlos Martín. Luego llega el genio, con el enigma, con el misterio de La flauta mágica -los días 18, 20 y 22- en la ya legendaria versión de Els Comediants. Es la ópera con más lecturas de la historia, un enigma del tiempo que habla de la belleza, el idealismo, la verdad, la búsqueda de lo absoluto... "Es un enigma ese equilibrio entre la filosofía profunda de la obra y la capacidad de comprensión que tienen los niños de ella", dice Zedda. La razón es que Mozart era una mezcla explosiva de filósofo visionario y jovenzuelo.

Zaide -el 15 y 17 de junio-, con Isabel Rey como protagonista, y El rapto en el serrallo, el 14 y 16, con Jesús López Cobos en la dirección musical, son los otros dos títulos de Mozart que propone el festival este año. Pero además se representarán Imeneo, de Haendel, el 6 y 7 de junio, en producción de la Ópera de Cámara de Varsovia, y Tancredi, de Rossini -el 3 y 5 de julio-, que es una cumbre del belcantismo, uno de los estilos artísticos en los que Zedda quiere poner acento, ya que no en vano, él también dirige el Festival Rossini, de Pesaro. El maestro italiano liderará en el foso, y otro gran creador teatral, Pier Luigi Pizzi, se encargará de la escena.

La veta del belcanto va a ser explorada con sabiduría en la nueva etapa, tanto como el barroco lo ha sido en la época de Moral. Una continuación lógica: "El belcantismo es la maravilla, la sorpresa, la exquisitez en las voces. Nace de la poesía y del barroco, porque el barroco también es la fantasía y el lucimiento". Además, Mozart tenía un belcantismo propio. "El suyo provenía de una fantasía barroca mezclada con el romanticismo, la pasión que ponía en la música", sigue Zedda.

Pero no sólo de ópera vive

la leyenda de Mozart. "También era un genio sinfónico y se ve en esa forma de arte y en su Réquiem, en sus misas", asegura Víctor Pablo Pérez, director de la Orquesta Sinfónica de Galicia, encargada de todos los platos fuertes del festival, que se encargará de no descuidar el aspecto de los conciertos como corresponsable.

Los de la Sinfónica de Galicia dan comienzo el 19 de mayo, con el motete Exultate Jubilate, de Mozart, y la Misa número 2, de Schubert, siguen el 25 con La creación, de Haydn, y el 31 con Beethoven y Mozart, con dirección de Christian Zacharias. También la Real Filharmonia de Galicia ofrece un concierto el 1 de junio, con Paul McCreesh al frente.

Cuatro pianistas españoles ofrecerán todas las sonatas de Mozart durante el festival. Cristina Bruno empieza el 30 de mayo, siguen Marta Zabaleta, el 19 de junio; Josep Maria Colom, el 25; Almudena Cano, el 27, y Alba Ventura, el 30. "Los pianistas españoles, de varias generaciones, como son éstos pueden afrontar este ciclo con gran agudeza, personalidad y madurez", asegura Víctor Pablo.

El festival se completa con sesiones de lied -con Dietrich Henschel, el 21 de mayo; Ruth Ziesak, el 28; Werner Güra, el 21 de junio, y Ewa Podles, el 4 de julio- y con sesiones de cámara a cargo de la Orquesta de Cámara de la OSG, el 2 de junio; el Cuarteto de Tokio, que llega el 8; el Janacek de Praga, que actúan el 20 y el 22, y los solistas de la OSG, que tocan el 28.

Es la oferta. Más de treinta espectáculos que demuestran la vigencia de un arte y un tiempo marcados hasta hoy por un genio con una sombra tan descomunal que hasta en el año 2006, cuando se cumple el 250º aniversario de su nacimiento, no será necesario programar nada suyo en el festival, tal como pretende Zedda. "Su sombra, su influencia es tan enorme que seremos capaces de mostrarla en otros creadores", afirma. Con planteamientos tan sugerentes, hay garantías suficientes para saber que nadie, en este festival, pronunciará el nombre de Mozart en vano.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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