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Reportaje:EXCURSIONES | Collado de Gibraltar

Subirse al moro

Este pequeño puerto al pie de la Peñota pudo ser usado por los árabes para cruzar la sierra de Guadarrama en el año 712

Las viejas crónicas sobre la conquista sarracena de España cuentan que, en el año 93 de la Hégira y 712 de la era cristiana, las huestes de Tariq, que acababan de tomar Toledo, salieron hacia el norte en persecución de los nobles godos, que a su vez habían salido de naja, y atravesaron la sierra que hoy llamamos de Guadarrama, o simplemente de Madrid, por el paso de Fayy Tariq o Yebel Tariq.

Para algunos historiadores, ese paso sería el actual puerto de Somosierra, que es el más bajo de toda la cordillera (1.444 metros) y, por ende, el más expugnable, como lo demuestra el empeño que los propios moros pondrían luego en defenderlo, erigiendo en sus cercanías las atalayas de El Vellón, Venturada y Arrebatacapas.

Pero otros investigadores, más duchos en toponimia serrana, apuntan al collado de Gibraltar, a cinco kilómetros al noreste del puerto de Guadarrama, y arguyen, con razón, que si el caudillo moro dio nombre al famoso peñón de Gibraltar (otro Yebel Tariq), también se lo daría a este portacho ubicado al pie de la Peñota (otra señora peña).

El Gibraltar serrano, hoy el único español, es un collado que cabalga solitario entre el valle del río Guadarrama (Madrid) y el del río Moros (Segovia), a bastante altura (1.698 metros) y sin camino bueno. Las razones por las que los invasores pudieron escoger este paso, habiendo cerca otros más bajos y andaderos, sólo Alá las sabe.

Hay quien dice que lo eligieron para despistar. Pero es como decir que lo hicieron porque era más agradable la vista, pues ni los godos estaban para tender emboscadas, sino en plena desbandada, ni los moros para hacer turismo, sino picadillo a los godos.

Para hollar este curioso paso subimos en coche al puerto de Guadarrama (1.511 metros) y nos echamos a andar a mano derecha por toda la cresta, pegados a la alambrada que marca la divisoria entre Madrid y Segovia, por su lado izquierdo.

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Tras rebasar las líneas eléctricas y los búnkeres de la Guerra Civil que afean el cerro de la Sevillana (1.556 metros), seguimos culebreando arriba y abajo entre los pinos albares y los piornos que aroman el collado de la Sevillana (1.510 metros), un alto innominado de 1.532 metros y el collado del Arcipreste (1.511 metros), de cuyo bautismo e historia hablaremos más tarde, cuando de nuevo pasemos por él a la vuelta.

Una pendiente larga y pedregosa, la más exigente de la jornada, nos hace coronar sin aliento el cerro de Matalafuente (1.673 metros, una hora desde el inicio), al que siguen el collado del mismo nombre (1.645 metros) y la peña del Cuervo (1.706 metros), donde la alambrada es sustituida por una cerca de piedra y se ofrece una soberbia vista de la Peñota, cuya cresta granítica se eleva 250 metros por encima de la pequeña repisa herbosa del collado de Gibraltar.

A éste llegamos tras superar el collado y el cerro del Mostajo (1.647 y 1.717 metros), cuando se cumplen dos horas de marcha.

Ni moros ni cristianos. En el collado de Gibraltar, los únicos guerreros que asoman son los hercúleos pinos que han resistido el periódico asedio de las llamas. Y el único camino que lo atraviesa es un cortafuegos, abierto para atajar el incendio de 1992, que hoy nos sirve de guía para bajar por la empinada vertiente sur hasta salir a una pista forestal que corre a media ladera.

Por esta pista avanzamos a la derecha largo rato sin ganar apenas altura, hasta que, tras pasar una barrera levadiza, nos desviamos por una senda señalizada para subir de nuevo al collado del Arcipreste. En total, cuatro horas.

En este lugar, una peña decorada con versos del Libro de buen amor nos recuerda que su autor, el arcipreste de Hita, pasó por aquí cerquita en 1329. Él usó el puerto de Tablada -actual collado de la Sevillana-, que antes se decía Valthome y, antes, Balat Humayd. No muy lejos, como hemos visto, anda Gibraltar.

Y a media hora por la misma cresta, nos aguarda el puerto de Guadarrama, otro topónimo de claro origen. Al nombrarlos, mal que les pese a algunos, todos somos hijos de Tariq.

Piornos y cambroños

- Dónde. El puerto de Guadarrama o alto del León dista 57 kilómetros de Madrid yendo por la carretera de A Coruña (A-6) hasta Villalba y luego por la antigua N-VI. El camino sale en cuesta del mismo puerto, junto a una caseta, y está señalizado hasta el collado de Gibraltar con trazos borrosos de pintura roja y blanca correspondientes al sendero GR-10.

- Cuándo. La espectacular floración de los piornos serranos y los cambroños que tapizan estas cumbres y laderas hacen de la primavera una época idónea para efectuar esta ruta circular de 14 kilómetros y cuatro horas y media de duración -sin contar paradas-, con un desnivel acumulado de 550 metros y una dificultad media.

- Quién. Julio Vías es el autor de Memorias del Guadarrama (Ediciones La Librería; Mayor, 80, Madrid; teléfono 91 541 71 70), una apasionante crónica de la sierra en la que se describe con mayor detalle toda la historia relacionada con el collado de Gibraltar.

- Y qué más. Cartografía: mapa Sierra de Guadarrama, editado a escala 1:50.000 por La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; teléfono 91 534 32 57); en su defecto, hoja 18-20 del Servicio Geográfico del Ejército, o la equivalente (508) del Instituto Geográfico Nacional.

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