El arzobispo dice que la abstención "no es lícita"

El Arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, anima en su carta pastoral de esta semana a ejercer el derecho al voto en las próximas elecciones autonómicas y municipales "desde la libertad y la responsabilidad", y afirma que la abstención "no es moralmente lícita". Para García-Gasco, "abstenerse en las elecciones es hacer dejación en las tareas de la administración del talento que se nos ha confiado para mejorar nuestra ciudad y nuestra querida Comunidad Valenciana".

La autoridad eclesiástica afirma que las elecciones son "una oportunidad más de manifestar nuestro compromiso cristiano en el mundo que nos rodea y que algunos pretenden silenciar". La libertad de conciencia "exige necesariamente el ejercicio responsable del derecho del voto", afirma García-Gasco, quien defiende "la libertad de criterio de cada cristiano de acuerdo con los principios de la ley moral natural".

Según el Arzobispo, "votar de forma inconsecuente, aleatoria o sin información es una irresponsabilidad hacia uno mismo, hacia su familia y hacia su propia comunidad local o autonómica". La libertad política "no puede estar basada en la idea de que todas las concepciones sobre el bien del hombre son igualmente verdaderas y tienen el mismo valor", afirma. En su carta semanal, que titula Hay que tomar partido, se refiere a las "cuestiones comunes que se suscitan en las elecciones" y cita "el talante y actitud de los candidatos, las promesas que se hicieron, la constatación de que mejorar la sociedad es una cuestión mucho más lenta de lo que desearíamos o el voto útil".

García-Gasco recuerda que el Evangelio "tiende a realzar en la vida social una serie de valores y principios sin los cuales no es posible construir el bien común". Así, el arzobispo, que no hace ninguna referencia explícita a la reciente invasión de Irak, se refiere a "la defensa de la vida y de la dignidad de la persona, especialmente en las fases de su existencia en que se encuentra más desprotegida; el reconocimiento de la familia de fundación matrimonial como expresión primera de la dimensión social de la persona; y la primacía de la ley moral frente al desarrollo tecnológico que amenaza la dignidad de la persona y la naturaleza". Los programas políticos que no respetan estos principios "no merecen la confianza de los cristianos", finaliza el arzobispo de Valencia.