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Pamplona recupera la rebeldía y la provocación del arte de los neoexpresionistas alemanes

Una muestra presenta una veintena de obras de cuatro de sus más destacados miembros

Maestros de la rebeldía y la provocación, los neoexpresionistas alemanes de fines del siglo XX se dedican en este nuevo siglo, perdido aquel poso de amargura, a la docencia universitaria y una creación más pausada que alcanza el teatro y la escultura. Mas sus golpes de conciencia perduran en la memoria. Caja Navarra y la UPNA han reunido ahora en Pamplona una muestra monográfica de cuatro de sus más relevantes portavoces: A. R. Penck (Dresde, 1939), Georg Baselitz (Sajonia, 1938), Jörg Immendorff (Bleckede, 1945) y Markus Lüpertz (Liberec, 1941).

La sala universitaria Carlos III recibe al visitante con tres extraordinarios trabajos de Penck que reflejan la evolución con el paso de los años del neoexpresionismo germano, piezas como KF/7 (acrílico sobre papel, de 1997) o Ramstation (tiza sobre papel, de 2001). Son una condensación primitiva y simbólica de mucho de lo que la muestra presenta: 23 obras, en su mayoría de las décadas de los setenta y los ochenta, de pequeño y mediano formato.

Entre las obras exhibidas figuran exponentes clásicos de la rebeldía de Georg Baselitz, telas pintadas con las imágenes boca abajo, que rompieron las convenciones de la representación figurativa.

Baselitz anunció en su día la ausencia total de comunicación de su pintura con cualquier clase de público. En general, todo el grupo creaba al margen de la sociedad y presentaba obras acabadas, que no necesitan la mirada cómplice del espectador y que incomodaban a quien las contemplaba. Adelemase (1981), Drei Manner (1987), In der Strasse (1982) o Strassenbild (1979) configuran un elenco de obras figurativas realizadas con gesto impaciente y con una inversión de la imagen que en Lüpertz supone una inversión completa de valores.

Bailando entre la abstracción de su soberbia serie Huesos, de la que se pueden ver los títulos Huesos 2, Huesos 3 y Huesos 4, Lüpertz pintó descarnadas obras figurativas como Figura con sandía 1 y 2 (1978) o la sorprendente Lámpara amarilla (1976). Hoy, muchos años después, aquellos inconformistas que comenzaron cambiando sus nombres y reventando el dogmatismo de las enseñanzas academicistas alemanas, son reputados profesores universitarios. Lüpertz, por ejemplo, enseña en la Academia de Arte de Düsseldorf, que dirige desde 1988, centro en el que Penck es también profesor desde 1989. Immendorff es docente en la Städelschule de Frankfurt desde 1989, en la que ha trabajado intensamente para el teatro y la ópera en múltiples vestuarios y decorados. Baselitz, quien fue expulsado en su juventud de la Escuela Superior de Artes Plásticas de Berlín por su "inmadurez social y política", regresó a la capital germana en 1983 y se convirtió en profesor de esa misma escuela.

Símbolos

La monográfica navarra incorpora un nutrido grupo de grabados de medio tamaño de Immendorff, abigarrados retratos sociales con recurrentes alusiones a la simbología nazi y una apabullante representación de color.

Su compromiso político quedó reflejado en una de sus series más conocidas, iniciada en 1977, la dedicada al Café Deutschland, de la que la sala Carlos III reúne cinco cuadros. En ella, Immendorff se enfrenta al simbolismo de la Alemania dividida con iconos como el martillo, el águila o la puerta de Brandemburgo, que comparten espacio pictórico con los retratos de sus amigos Baselitz, Penck, Kirkeby, Lüpertz o su maestro Joseph Beuys.

La muestra de los neoexpresionistas alemanes permanecerá abierta al público en Pamplona hasta el próximo día 10 de junio.

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