A 200 por hora por la Castellana
Fernando Alonso exhibe su imparable popularidad ante una apasionada multitud
En su triunfal viaje por el Campeonato del Mundo de fórmula 1, Fernando Alonso hizo escala ayer en el Paseo de la Castellana de Madrid para sumergirse en una marea de color azul -el de su escudería- que lleva su nombre y que adquiere claros indicios de convertirse en un maremoto que arrastre todo, incluida una ciudad, incluido él mismo. El piloto asturiano tomó la capital para deleite de una afición principiante en las lides de la fórmula 1; pero que no ahorró medios en desplegar toda una coreografía de loas a este nuevo ídolo de mono azul, de largas patillas y que no juega en ningún equipo de fútbol. Lo suyo es la fórmula 1.
"Esta modalidad estaba muy olvidada. La gente no vibraba en España. Pero yo no he logrado nada, sólo que muchas más personas sigan las carreras por televisión", subrayó el asturiano en una multitudinaria conferencia de prensa, previa a la exhibición junto al Bernabéu.
Más de 100.000 espectadores, según la organización, aclamaron los alardes del piloto
Sin embargo, por mucho énfasis que ponga el piloto asturiano, de 21 años, en achicar méritos y en rebajar el entusiasmo, las triquiñuelas de la publicidad no entienden el mismo lenguaje. Alonso es un filón, un maná de dinero a troche y moche. Así que para regocijo de las ardides promocionales, la marca que le financia diseñó para él un tornado, algo así como una muestra de Alonsomanía. Una mañana entregada a sus pies y dibujada con una masiva presencia de figurantes ilusionados -más de 100.000 personas según la organización-, que desbordaron las más optimistas previsiones. En el palco de autoridades -presente la ministra de Educación, Pilar del Castillo- no cabían todos e, improvisadamente, la prensa tuvo que apostarse detrás de los quitamiedos. Al término del acto, el público asedió el circo instalado por Renault: una carpa con modelos de todas las épocas, el bólido de Alonso como obra de arte expuesta en un museo y un escaparate en el que los mecánicos de la escudería ponían a punto el coche.
Pero Alonso también habló, sudoroso, algo aturdido, pero habló. Se refirió a su trayectoria: "No creo que pueda ganar un gran premio este año; pero vamos por muy buen camino", y a Ferrari: "En Montmeló demostramos que no son tan superiores, aunque nuestra guerra no es contra ellos, sino pasa por puntuar lo máximo posible". Para tal empresa trabaja a destajo su escudería.
Luego, con el modelo del podio de Montmeló, Alonso se exhibió en La Castellana. Madrid quedó colapsada por culpa de la fórmula 1, algo impensable hace unos años. Pero la publicidad ya se encarga de hacer posible lo inimaginable, aunque en esa tempestad el propio Alonso pueda verse atrapado. "Me considero un tipo con suerte, bueno, aunque también me la he sabido buscar", sentenció. Por lo visto, lo suyo no es sólo un apaño de la fortuna.
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