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Crónica:FÚTBOL | 33ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El minuto 99 también cuenta

El Celta pierde dos puntos ante el Racing en el tiempo de prolongación

Es común entre los entrenadores recordar que el partido no acaba hasta que el árbitro señala hacia los vestuarios. Tampoco si descuenta ocho minutos y, por caprichos del destino, decide prolongar el juego uno más. Al Celta le pintaba bien en esa especie de prórroga, una fiesta final en un partido que tanto trabajo le había costado enderezar. Pero en el minuto 99 la ingenuidad le perdió. Primero, con una falta infantil de Luccin que entrañaba más riesgo del que evitaba. A continuación, con la salida en falso del canterano José Juan y la dimisión de su defensa, que abrió un viaducto a Diego Alonso. El esfuerzo del Celta por abandonar los empates se estampó contra la red de su inexperto portero y, con él, la euforia por la Liga de Campeones.

CELTA 2 - RACING 2

Celta: Cavallero; Velasco, Sergio, Berizzo, Juanfran; Luccin, José Ignacio (José Juan, m. 55); Edu, Mostovoi (Vagner, m. 64), Gustavo López; y Catanha (Jesuli, m. 51).

Racing: Lemmens; Corominas, Mora, Pablo Casar, Juanma; Diego (Diego Alonso, m. 87), Ismael; Munitis, Benayoun, Javi Guerrero (Regueiro, m. 64); y Bodipo.

Goles: 1-0. M. 35. Fuerte volea de Juanfran.

1-1. M. 55. Cavallero derriba a Bodipo y el penalti lo transforma Javi Guerrero.

2-1. M. 85. Mora sujeta por la camiseta a Edu, quien aprovecha el penalti.

2-2. M. 99. Diego Alonso, de cabeza.

Árbitro: Ramírez. Expulsó a Cavallero (m. 54) y a Corominas (m. 68) por doble amonestación. Amarilla a Casar, Juanfran, Munitis e Ismael.

15.000 espectadores en Balaídos. El segundo entrenador, Nando Yosu, acompañó a Dimitri Piterman, su presidente, en el banquillo.

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Fue un final misterioso para un partido extraño. Tanto que el Celta estaba para adjudicárselo con más goles que ocasiones. Con cierto dominio, pero sin disparar a puerta, porque la administración de la pelota le resulta una faceta insólita. Sin embargo, se adelantó en el marcador y, cuando Jesuli devolvió al Racing al lance con una extravagancia, se benefició de un penalti protestable. Todo, para sucumbir en la prolongación, lo que aplastó la algarabía de la grada.

En un inesperado ataque de sensatez, el Celta se desplegó despojado de artificios, con los zurdos por la izquierda y los diestros por la derecha, Mostovoi dirigiendo otra vez las operaciones y Catanha errando controles. El balón sigue siendo un objeto extraño para el otrora goleador, pero su espíritu de incordio no ha variado y de su porfía se aprovechó Juanfran para adelantar al Celta.

Daba el despliegue del Celta para una victoria cómoda, pero no podrá negar que vivió del indulto del Racing, que no se lo tomó en serio hasta los desvaríos de la segunda mitad. Y, sobre todo, porque Bodipo se estrelló contra la congelada sangre de Cavallero, que le comió la moral en los mano a mano: sólo fracasó en el último, a los 55 minutos.

Vinieron difíciles minutos para el Celta, al que la responsabilidad le puede. El penalti con que Ramírez Domínguez castigó un leve agarrón a Edu parecía lo más curioso que podría esperarse. Pero todavía faltaba el eterno descuento, el puñetazo al aire de José Juan y el gol de Diego Alonso, un certero gancho en el hígado de las aspiraciones del Celta.

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