Una de cada tres viviendas registradas como segunda residencia en Alicante permanece ocupada todo el año

El 30% de las viviendas censadas como segunda residencia (267.754) en la provincia de Alicante están ocupadas durante todo el año, según datos recabados por el profesor de Sociología de la Universidad de Alicante Tomás Mazón. Un indicador revelador, dado que de esta cifra se deduce que entre 400.000 y 425.000 personas residen durante todo el año en Alicante sin que consten para la Administración. La cifra, según el experto, se triplica durante la época estival.

El control de la residencia habitual clandestina se ha convertido en el caballo de batalla para el Patronato de Turismo Costa Blanca, ya que el desconocimiento del alcance real de este colectivo plantea, entre otros obstáculos, "graves" dificultades en la gestión de los municipios. A esta situación se suma la población flotante que, al margen de la legalidad, alquila plazas en establecimientos piratas, es decir, en apartamentos, viviendas o villas no controlados por Turismo.

Este panorama ha llevado al Patronato Costa Blanca a firmar un convenio con el departamento de Sociología de la Universidad de Alicante para que realice un estudio con el fin de destapar el número "estimativo" de residentes en la provincia. La investigación se realiza en base a los indicadores de consumo de agua, electricidad y basura generada por las comunidades. "Hay una diferencia importante entre el número de población real y los empadronados", dice Matías Pérez Such, diputado de Turismo de Alicante.

Ejemplos paradigmáticos son los municipios de Benidorm y Torrevieja, donde la cifra de empadronados está muy lejos del dato real. El desfase poblacional es irrefutable y así lo corroboran los datos. Alcoi, con un censo "supuestamente" similar al de Benidorm, cuenta con una plantilla policial de 60 a 70 agentes, cifra que se dispara hasta los 250 policías, en el caso de Benidorm, recalca Pérez Such.

Otra variable a sumar es el volumen de gente flotante que se aloja durante períodos puntuales en plazas de apartamentos no reglados y que, por tanto, escapa al control de la Administración. Aunque no existen cálculos exactos, la Costa Blanca registró más de once millones de pernoctaciones turísticas en el 2001, según cifras aportadas por Pérez Such. Las pernoctaciones alegales superan con creces a las realizadas en alojamientos reglados.

El desconocimiento del número de residentes tiene consecuencias crematísticas para los municipios. Esta población incontrolada genera unos gastos por parte de los ayuntamientos, Diputación y Generalitat sin que, a cambio, reciban las compensaciones estipuladas por el Estado en función del padrón. Mazón da una explicación a la nueva coyuntura social de la provincia. Según el experto, a finales de los setenta, con el desarrollismo, irrumpió el turismo nacional. Fue la época del auge de la compra de la segunda vivienda en el litoral. Esta situación ha cambiado lentamente desde la década de los ochenta cuando, prosigue Mazón, pensionistas y jubilados comenzaron a emigrar a la costa, sobre todo, por cuestiones climáticas. Hoy, muchos de estos turistas son residentes habituales.