"Con cada episodio del Quijote se puede hacer un ballet"

El ex bailarín, maestro y coreógrafo Luis Dávila, Luisillo, (México, 1928) celebra estos días los 40 años de su compañía, el Teatro de Danza Española, la más antigua en su género. Para estas celebraciones, el día 9 repuso en el teatro Albéniz su ballet Aventuras y desventuras de Don Quijote, que se pudo ver ayer y se puede ver hoy por última vez. Fue una pieza que creó en 1982 para el Ballet Nacional de España, con música de Federico Moreno Torroba y diseños de Carrasco. La obra ha dormido el sueño de los justos estas dos décadas, y ahora por primera vez se repone íntegramente con la grabación del musical que dirigiera entonces el propio compositor.

Luisillo es incansable. Tiene una energía a prueba de cualquier esfuerzo. Así lo reconoce la treintena de bailarines que trabaja con él todos los días en un estudio del barrio de Lavapiés donde se remontó su Don Quijote

"Llevo años pidiendo la creación de un Ballet Folclórico Nacional"

"Fue Carmen Amaya la que me vio bailar en México y me contrató"

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Pregunta. ¿Recordaba usted la coreografía?

Respuesta. Hasta en los más mínimos detalles, pero ahora la presento renovada, y es lógico. El baile ha cambiado, los bailarines están preparados de otra manera y se expresan también de manera diferente.

P. ¿Cómo fue la colaboración con Moreno Torroba?

R. El maestro era de una gran creatividad. Yo le hablé de esta obra siendo ya muy mayor, pero enseguida me dijo que sí. Era entonces presidente de la SGAE, y ésta fue su última obra musical. Nos fuimos a Praga a grabar y él mismo la dirigió de memoria. Los músicos de la Orquesta Sinfónica de Praga estaban asombrados. A veces me llamaba a las dos de la madrugada y me decía: "Venga para acá que he terminado otra escena", y se sentaba al piano.

P. ¿Cómo surgió lo de hacer este ballet?

R. Yo me había retirado hacía ocho años y me encontré a Antonio Ruiz Soler en la puerta del teatro Lara. Antonio entonces me dijo, Luis, tienes que hacerme un ballet para el Nacional. Cuando le dije que quería hacer el Quijote se mostró entusiasmado, pero después se hicieron solamente nueve representaciones en el Teatro de La Zarzuela.

P. Moreno Torroba no llegó a ver la obra en escena.

R. Así es. Murió dos semanas antes del estreno.

P. ¿Cómo fueron sus comienzos en la danza?

R. Empecé con Carmen Amaya. Yo vivía con mi familia en México en una casa donde había una academia de baile, y mi madre me llevó a aprender. Enseguida me contrataron para un sitio en Nueva York que se llamaba Havana-Madrid y allí un día me vio bailar Carmen Amaya. Me contrató. Yo era casi un niño, y ella me llevaba a su lado como uno más de la familia.

P. ¿Qué recuerda de Carmen Amaya?

R. Ella tenía un imán muy especial. No era su técnica ni otras cosas, era su persona, su don especial.

P. Pero pronto usted decidió seguir en solitario.

R. Fue años después. Tuve de agente a Lumbroso y debuté en el Fontalba. Fue un fracaso. Era natural. No tenía la experiencia. Tiempo después hice mi primer ballet importante, El ciego; luego El prisionero y la rosa, y ahí por fin encontré mi propio camino estético.

P. Un camino en el que se inscribe La Malquerida y Carmen.

R. Sí, y quiero hacer un Don Juan, para tener la trilogía de los grandes personajes españoles.

P. ¿Cómo ve hoy el ballet español y el flamenco?

R. El baile ha evolucionado mucho, en algunas cosas para bien y en otras negativamente. Yo no rechazo lo moderno. El flamenco-fusión vale, pero los instrumentos ajenos adulteran, crean confusión en los ritmos y en el resultado.

P. ¿Y el clásico español?

R. El clásico español ha perdido materia. Hubo una época en que había mucho folclore. Eso no es recuperable, pero sería importante crear un Ballet Folclórico Nacional. Llevo años pidiéndolo. Se trataría de crear argumentos propios a los bailes, desarrollarlos con la estética actual, pero eso no lo ha contemplado nadie. Mi idea no ha tenido ningún apoyo. Con la Escuela Bolera pasa lo mismo.

P. Confía en la actualidad de su Don Quijote.

R. Sin duda. Con cada episodio del libro de Cervantes se puede hacer un ballet. Creo que lo conozco bien. Alonso Quijano vivió loco y murió cuerdo. Eso lo plasmo en mi ballet, y cuento con bailarines espléndidos, como Saulo y Lola Greco.