El Depor da un vuelco a la Liga
El equipo de Irureta se coloca líder tras mostrar dos caras muy opuestas en Málaga
Esta vez no falló. Después de hacer la goma en semanas atrás, el Depor asestó ayer en Málaga un golpe de timón a la Liga. Se colocó líder y tiene su segundo campeonato al alcance de la mano. Ahora sólo depende de sí mismo.
Saltó el Depor a La Rosaleda conocedor del nuevo tropiezo del Madrid en Huelva, y se empleó con una decisión indiscutible en busca del liderato. Desde el primer momento dejó claro que no estaba dispuesto a dejar pasar la nueva oportunidad. Javier Irureta además tampoco se anduvo con reservas y puso en juego a todo su arsenal: Víctor y Fran en las bandas, y Valerón en la media punta acompañando a Makaay. Y con todas sus armas, el Depor se fue a por el partido desde el primer minuto, presionó al Málaga en su campo y se apoderó del balón, que movió con criterio hasta que encontró el gol.
MÁLAGA 0 - DEPORTIVO 2
Málaga: Contreras; Josemi, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Manu Sánchez, Romero, Gerardo (Leko m.60), Nacho (Paco Esteban m.73); Sandro y Dely Valdés (Canabal m. 60)
Deportivo: Juanmi; Manuel Pablo, Naybet, Donato, Romero; Víctor (Scaloni, m.74), Sergio, Mauro Silva, Fran (Capdevila, m.63), Valerón (Duscher, m.81) y Makaay.
Goles: 0-1. M.12. Donato remata de cabeza un saque de esquina de Víctor. 0-2. M.90 Scaloni recibe un balón largo con el Málaga volcado en el área contraria y fulmina a Contreras por bajo.
Árbitro: Pérez Lasa. Mostró la tarjeta amarilla a Romero (Málaga) y a Mauro Silva, Naybet y Valerón (Deportivo).
Unos 20.000 espectadores en La Rosaleda.
También resolvió sus dudas el técnico vasco del Depor en favor del díscolo Donato, y el hispano-brasileño abrió a su equipo el camino de la victoria con un testarazo tras un saque de esquina que se le bombeó demasiado a Contreras al rozar en la espalda de un defensa. Era el cuarto saque de esquina que el Depor forzaba en apenas 12 minutos, un dato ilustrativo de su dominio.
Y ante esta exhibición de autoridad no dio señales de vida el Málaga en el primer cuarto de hora. Achuchado por el Depor, pero evidentemente acomplejado también por las ausencias de Musampa, Miguel Ángel y Darío Silva, el equipo de Peiró se encomendó a que le saliera algún contraataque, visto el enorme espacio que dejaba la defensa del Depor a sus espaldas. Tiró el Málaga su línea de presión más atrás de lo habitual, con la obsesión de no dejar espacios libres para los desmarques de Makaay y tapar los posibles pases de Valerón.
Para suplir a Darío Silva, Peiró optó por Sandro, que más que como segunda punta decidió moverse a sus anchas por el campo. El menudo centrocampista canario destapó la reacción del Málaga con una jugada espectacular. Penetró en el área y tras desbordar con varios regates cedió a Manu Sánchez. El remate de éste, ajustado al palo, lo rechazó Juanmi y el segundo intento lo estrelló en el palo.
La jugada acabó por despabilar al Málaga, que adelantó su línea de presión, con lo que cortó el contacto fluido con el balón que hasta entonces habían tenido Fran, Víctor y Valerón. Pudo empatar antes del descanso en un remate de cabeza de Dely Valdés que se fue alto y, sobre todo, en un balón que el panameño recibió solo en el área y que remató con fuerza, aunque muy centrado. También pudo sentenciar Makaay en un remate que Fernando Sanz sacó sobre la línea.
Pero el empuje del Málaga hizo que el Depor recuperara sus viejos temores. Según avanzaba el partido se fue echando atrás. Irureta fue quitando munición, reemplazó a Fran por Capdevila, primero, a Víctor por Sacaloni, más tarde, en un claro intento de tapar las bandas, de la que se habían apoderado los laterales del Málaga. Por último cerró su muro de contención con Duscher, sustituto de Valerón. Nada que ver pues con las primeras intenciones.
El Depor acabó jugándosela a la ruleta, pero confiado a la mala fortuna del Málaga. Sobrevivió con aparente comodidad porque el Málaga tampoco tuvo mucha clarividencia en ataque, y con el paso de los minutos fue lógicamente cediendo en su empuje. Pero estuvo demasiadas veces al filo de la navaja, y su área se convirtió en escenarios de frecuentes barullos que podían haberle costado el liderato.
Su única apuesta en el tramo final consistió en meter pelotazos a Makaay y que el holandés solito explotara el cansancio del Málaga. Fue Scaloni quien lo hizo en la prolongación, justo después de que Juanmi salvara el empate tras sendos remates de Canabal.
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