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Reportaje:ELECCIONES 25M | Retratos urbanos

Baena, marcado por la N-432

La carretera nacional divide a esta localidad cordobesa entre su historia y el foco comercial

La localidad de Baena ha visto cómo el éxodo poblacional del casco histórico al ensanche del pueblo ha hecho aflorar uno de sus principales problemas en los últimos años: la carretera N-432, que parte en dos esta localidad de 19.784 habitantes entregada al aceite de oliva. La variante es una reivindicación histórica en vías de solución. "La Dirección General de Tráfico edita todos los años una guía de puntos prohibidos de paso de mercancías peligrosas; Baena nunca ha estado porque no hay alternativas", cuenta el jefe de la Policía Local, Pablo Peña.

La huida ciudadana al extrarradio, que perfila un amplio núcleo poblacional, ha sido motivada por diversos factores, como los problemas de aparcamiento o la empinada orografía de la zona antigua, en la que sobre todo continúan los más mayores. Éstos, por ley de vida, van dejando sus casas vacías a la vez que los comercios y servicios han encontrado su sitio más allá de una carretera nacional, que augura más de diez minutos de espera a quien pretenda ir a Priego de Córdoba o Granada.

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"Hay calles del casco antiguo en las que no cabe la ambulancia; la movida juvenil está abajo, y los colegios; estamos pendientes de que no quiten la cabina de teléfono; y, si quieres comprar el periódico, te esperan algunas cuestas", explica Jesús Morales, que ha decidido construirse una casa en lo más alto del pueblo, en el barrio de la Almedina. Las administraciones local y autonómica han puesto en marcha un plan de vivienda en el casco antiguo y tres nuevos aparcamientos públicos buscan el desierto automovilístico de las calles del centro.

Baena ve cómo sus jóvenes buscan trabajo fuera del pueblo. Como en otros lugares de la provincia, Lucena, a media hora de camino, es uno de los destinos. Antonia María Cubillo, propietaria de una tienda de máquinas de coser, cree que Baena no puede absorber a sus universitarios, pero no usa el término emigración: "Hoy es normal trabajar fuera del pueblo", matiza. Pero a 62 kilómetros de Córdoba, por ejemplo, a quien quiera llegar a la capital le espera una hora de camino, eso sin prisas.

"El pueblo está ahora muy renovado, pero hay que gastar dinero en crear empresas; el que no trabaja en la confección o el campo se tiene que marchar porque además los sueldos en los comercios de aquí no son muy altos", afirma Isabel García, que regenta una tienda de regalos. El tema de la confección es uno de los enigmas de Baena. Hay dos cooperativas textiles, pero es un secreto a voces los numerosos talleres clandestinos de pantalones y camisas, que ocupan sobre todo a mujeres.

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El responsable de la oficina del Inem, César López, considera los talleres clandestinos una auténtica "lacra" del empleo al haber personas en "pésimas condiciones". "También es culpa de las grandes cadenas textiles, que trabajan con ellos", puntualiza López. El responsable de los empresarios de Baena, Francisco Poveda, afirma que ya no hay tantos talleres sumergidos porque "la actividad se limita más al acabado de prendas que se fabrican en países con mano de obra más barata".

Poveda cree que las condiciones son idóneas, con un millón de metros cuadrados de suelo industrial, "cuando en Córdoba hay cuatro millones". Asegura que ha habido diversificación empresarial en los últimos diez años, pero el cambio de la tradición agrícola "no se hace en una generación", comenta. Así que la N-432 sigue siendo punto de partida matutino de muchos jóvenes de Baena.

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