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LA POSGUERRA DE IRAK | El futuro de Oriente Próximo

Los presos iraquíes serán concentrados por EE UU en Um Qasr

Guillermo Altares

El campo de prisioneros de Um Qasr, cuyo servicio médico está a cargo de una unidad de soldados españoles, concentrará a todos los presos de la coalición en Irak. Actualmente hay unos 2.000 internos, de ellos cerca de 200 extranjeros, aunque 8.000 presos llegaron a estar albergados en este campo, situado en el desierto del sur de Irak, cerca de Kuwait.

El teniente coronel español Manuel Guiote, responsable del escalón médico avanzado del Ejército de Tierra, un hospital de campaña, explicó que los estadounidenses esperan recibir a 4.000 prisioneros en las próximas semanas. Serán presos de guerra provenientes de otros lugares de Irak y también presos comunes, en su mayoría detenidos en los saqueos.

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"Aquí se les trata con respeto y de acuerdo con la Convención de Ginebra. Las condiciones de vida son muy duras, para ellos y para todos los demás. Tienen comida, ropa y aseo", explicó Guiote. El campo, en el que están destacados 2.000 soldados estadounidenses, es un inmenso complejo situado en las afueras de Um Qasr, el único puerto navegable de Irak, donde se encuentra atracado el buque Galicia. Las temperaturas pueden rondar los 40 grados a la sombra en esta zona durante esta época del año.

Fuentes de Amnistía Internacional, que tiene un equipo de investigación desplazado en Basora, confirmaron que Um Qasr se convertirá en el único campo para todo Irak e indicaron que los presos comunes y los prisioneros de guerra estarán encarcelados en instalaciones diferentes.

En las últimas semanas, han sido liberados casi 4.000 internos. El jueves, 10 autobuses esperaban a los presos que iban a abandonar el campo. Hay un equipo de los servicios jurídicos del Ejército estadounidense que se encarga de interrogar a los prisioneros: aquellos que no han cometido crímenes son excarcelados paulatinamente.

Los 50 soldados y médicos militares españoles han instalado en tiendas de campaña un quirófano, varias camas hospitalarias, un centro de urgencias y un laboratorio.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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