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Reportaje:ELECCIONES 25M | Un veterano en campaña

El primer vuelo del Bono-Bus

El presidente de Castilla-La Mancha abre la campaña en su pueblo natal, donde se enorgullece de sus raíces populares

El autobús electoral de José Bono se parece por dentro a un avión. A las ocho y media de la mañana despega de Toledo, una pantalla de cristal líquido surge del techo y un sistema de localización por satélite informa a los pasajeros de que el destino se encuentra a 260 kilómetros. El primer vuelo del Bono-Bus no es inocente ni está elegido al azar. El candidato socialista a la Junta de Castilla-La Mancha se dirige a su pueblo -Salobre (Albacete), 601 habitantes- y por tanto a su pasado, pero no por eso se trata de un viaje sentimental. Como un cirujano traza en la carne del paciente el lugar de la incisión, José Bono Martínez (52 años de edad y 20 de presidente) quiere enviar a su adversario, Adolfo Suárez Illana, dos mensaje muy precisos para que no se le olviden nunca.

"Mi casa siempre estuvo aquí. A mí nadie me envió desde Madrid"
"Alguien me quiso insultar diciéndome que yo había nacido cerca de una pocilga"
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"Yo nací en esa calle. Me acuerdo de que enfrente trabajaba Frasquito en su zapatería, y también me acuerdo de la hermana Nati, y de Casi, y de los pasteles de la Agapita. También me acuerdo de mis abuelas. No tengo ni un retrato de ellas, porque en esa época aquí no eran frecuentes los retratos. Ni tampoco guardo cartas, porque ya sabéis que su fuerte no era la escritura. Una vez, en las Cortes, alguien me quiso insultar diciéndome que yo había nacido muy cerca de una pocilga. Pues bien...".

Después de tres horas de viaje, el autobús de Bono ha entrado de chiripa por las estrechas calles de Salobre. Los vecinos ya lo estaban esperando en la placeta y rompen a aplaudir. El hijo de Amelia Martínez y Pepe Bono les promete: "No voy a hablar del PSOE ni del PP, ¿y sabéis por qué? Porque veo a los candidatos de aquí, del pueblo, y se me vienen sus padres a la memoria; y me acuerdo de la Gloria y del Valentín, y pienso: mi pueblo vale más que el PSOE y el PP juntos. Y sí, estoy emocionado. Ya sabéis que no soy nada sin vosotros. Vuestro afecto me importa más que vuestro voto".

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No ha hablado de Adolfo Suárez Illana durante el viaje ni lo hará durante el mitin, pero el primer mensaje va inequívocamente para él: "Cuando yo nací se tardaba una hora en burro hasta Reolí, y tres horas en tren hasta Albacete. Pues claro que nací cerca de una pocilga, en esa casa de ahí, y me ayudó a nacer la hermana Ramona en la cama de mi madre. De niño", continúa José Bono y ya afloran las primeras lágrimas, "no conocí el teléfono ni el asfalto ni la calefacción ni los electrodomésticos... pero fui un afortunado. Conocí a Frasquito, al hermano Pintao, al retratista de Vianos, a la Valentina de Mojicones; a Máquinas, a la Torda, a Paciencias, a Apechusques, a Escozores, a Jilguero, a Finito, a Campana... Todos tenían mote y, por tener, teníamos un Conde, un Duque y una Reina".

Los vecinos aplauden a rabiar. A algunos ya no les da el pañuelo cuando Bono dice: "A todos ellos les dedico el honor de ser presidente de Castilla-La Mancha. El nieto de Juan de Mata, de Toribio, de la Juana Antonia... Ése es mi linaje. El vuestro. Y, con todos mis respetos, no se lo cambio ni al Rey".

A Bono, aunque no lo dice abiertamente, le ha sentado muy mal que Adolfo Suárez Illana haya metido a su padre, el ex presidente del Gobierno, en la refriega electoral. Y quiere demostrarle que "la virtud no se hereda", que él también se siente orgulloso de sus mayores. Es el primer mensaje. Habla de la ausencia de su padre. Un hombre con genio, dice Bono con el nudo en la garganta, pero un buen tipo. "Tuve la mala fortuna de no tener hijos cuando tenía padres. Y sólo después, cuando tuve hijos, supe de verdad lo que significa ser padre".

Se acuerda Bono de las zapatillas de goma con la suela de corcho, y "de esos pantalones con la raja atrás que facilitaban tantas cosas". La gente se ríe. "Y miro a la Juana", dice mirando a la Juana, "y me acuerdo de Simplicio, de cuando el cura le preguntó, ¿no entras en misa?, y él respondió: es que no me he traído velo". Ya con la gente en el bolsillo, dice: "Después de saludar a 23 reyes y jefes de Estado, ya sé que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado". Y vuelve Bono a aquel tiempo en blanco y negro, a cuando aprendió a liar un kilo de azúcar en papel de estraza, y de cuando despachaba en la botica. "Aunque un día, Vicente", se dirige a alguien del público que todos saben quién es menos los periodistas que acaban de llegar al pueblo con sus cámaras de televisión y sus libretas recién estrenadas, "tu hermana me pidió un laxante y le di todo lo contrario" Y habla de otro vecino: "¿Os acordáis? La primera vez que vio una nevera se arrodilló y le rezó un padrenuestro. Creía que la nieve en verano no podía ser más que un milagro".

Y habla de Simón. La gente se calla y escucha sabiendo que Bono -lo conocen bien- está a punto de darles un mordisco en el corazón. Simón no nació como el resto de los niños. Y por eso Bono se dirige ahora a sus padres, "la Kika y el Marzo, que están enganchados a la vida por la vida de Simón. Ya sé que mi Gobierno no podrá darle nunca el cariño de una madre, pero te garantizo que le dará unos medios para que no os tengáis que morir pensando qué va a ser de vuestro hijo".

Todo parece improvisado, pero no lo es. José Bono lleva 20 años recorriéndose Castilla-La Mancha, y de aquí al día 25 lo hará otra vez. Seis mítines por día, 6.500 kilómetros por delante; 100.000 personas a las que ver en directo. Sus asesores le pasan una documentación exhaustiva sobre cada sitio: el nombre del alcalde, los hijos que tiene, su situación personal.

No quiere meterse con Suárez Illana, pero ayer, como un cirujano, le quiso dejar dos marcas en la piel, dos mensajes muy claros. El primero: "Se heredan los títulos, no la virtud". El segundo: "Mi casa siempre estuvo aquí. A mí nadie me envió desde Madrid".

El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, saludado por varios vecinos de Salobre (Albacete), su pueblo natal.
El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, saludado por varios vecinos de Salobre (Albacete), su pueblo natal.ULY MARTÍN

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