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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Suspiros de España

No parece que se hayan devanado los sesos en el Festival de Cannes para decidir el cartel oficial de la próxima edición, que comenzará la semana que viene. Se trata de un simple texto que reza a todo tamaño Viva il cinema!, al parecer como homenaje a Federico Fellini en el décimo aniversario de su muerte. ¡Pobre Fellini! Tampoco se han herniado los de Cannes para inaugurar su festival con la película francesa (naturalmente francesa) Fanfan la Tulipe, en la que Penélope Cruz interpreta el personaje que hace cincuenta años hiciera popular Gina Lollobrigida. O para clausurarlo con Tiempos modernos, de Chaplin, por mucho que ahora sea en proyección digital de alta definición. El mayor festival cinematográfico del mundo tiene tanta seguridad en sí mismo que no necesita hacer esfuerzos para seducir a nadie. Hay lo que hay, y al que no le guste, ajo y agua.

El Festival de Cannes tiene tanta seguridad en sí mismo que no necesita hacer esfuerzos para seducir a nadie

Por ejemplo, el cine español. Como cada año, ya estamos oyendo el habitual sonsonete contra el festival por no seleccionar películas españolas a concurso. Que lo hacen a mala fe, que nos tienen manía...

Esta vez, sin embargo, se exhibirán un corto y tres largos en diferentes secciones: Soldados de Salamina, sobre la que, por cierto, se acaba de publicar un bello libro que recoge conversaciones entre Javier Cercas y David Trueba (este último ya estuvo en Cannes con La buena vida); Las manos vacías, del siempre incógnito Marc Recha (que hace dos años compitió con Pau y su hermano), y la ópera prima de Jaime Rosales, Las horas del día, además del cortometraje, éste sí en competición oficial, El hombre sin cabeza, de Juan Solanas. Para un año de crisis, presunta o real, no está nada mal. Los ha habido peores.

Ya es sabido que en la sección oficial de Cannes tienen preferencia los autores consagrados internacionalmente (no son muchos los españoles, la verdad), el cine de cierto riesgo formal, los descubrimientos exóticos... y muchísima, desde luego, las películas francesas, incluso las más académicas. C'est la Patrie! De vez en cuando, y por lo que pueda caer, alguna concesión a los efectos especiales del imperio, Godzilla hace un tiempo, y lo va ser el nuevo Matrix en esta próxima edición...

En cualquier caso, como queda dicho, el cine español va a estar presente en este Cannes. No tanto, naturalmente, como en Málaga, dedicado en exclusiva al cine nacional, donde, por cierto, le han caído cuatro premios gordos a Torremolinos 73. ¿Por qué a veces son tan enamoradizos los jurados de una película en concreto? Que los dioses me libren de entrar en discusión, ¿pero no se han excedido los de Málaga al no tener en cuenta otras películas, también interesantes? ¿Tantos premios para una sola? Hay festivales internacionales cuyas normas no permiten tal acaparamiento... aun en el supuesto de que una película esté a años luz de distancia en cuanto a méritos.

Muy cerca de donde se estaba celebrando este festival surgían lamentables noticias sobre el deterioro físico de Imperio Argentina, y especialmente sobre la pobreza en la que actualmente vive. La que fuera gran estrella del cine español, a sus noventa y dos años comparte casa con unos familiares, algunos de los cuales al parecer se han ofertado a los adecuados programas televisivos para vender morbosamente detalles de la senilidad de la actriz. Lo macabro es que, según parecen declarar, lo hacen para pagarle a la anciana el arreglo de unas caries. ¡Imperio Argentina! Y Queta Claver, fallecida esta semana, que por lo visto no podía sostener ya sus mínimos gastos... Aún hace poco se aireaba en los medios la penuria de Juan Antonio Bardem en sus últimos tiempos... ¡País!

Ganar o perder, ésa es la cuestión. Las películas del festival de Málaga se están estrenando estos días, todas a la vez, sin darnos un respiro al respetable. Sabemos, además, que los comerciantes del cine van a juzgarlas en función de lo que hayan ingresado durante su primer fin de semana en cartel (ya se ha comentado aquí este asunto, pero es que tiene bemoles). La aglomeración perjudica a todas y luego vendrán, como suelen, los suspiros de España, igual que en el pasodoble que con tanta amargura canta El Cigala en Soldados de Salamina. Y las pataletas... La culpa de lo que sea no es, sin embargo, del Festival de Cannes. Ni del de Málaga. Aunque no siempre ayuden...

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