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Reportaje:ELECCIONES 25M | Retrato de ciudades

Guadix, entre Granada y el hastío

Los accitanos, sobre todo los jóvenes, se muestran poco esperanzados en que las elecciones supongan cambio alguno

Javier Arroyo

"Tengo 19 años, es la primera vez que puedo votar y veremos si voto. A los políticos no le interesamos nada". María Angustias Molero tiene la oportunidad de votar por primera vez y se lo está pensando. Esta chica, que trabaja de dependienta todo a 100, no es de los jóvenes que parece que pasa de todo; de hecho, su indignación aumenta a medida que opina sobre la situación de los jóvenes en Guadix (Granada). "Nací en Guadix y aquí quiero quedarme, pero lo veo difícil", dice Molero, que se queja de que en este municipio "no hay ni una sola industria en la que colocarse; sólo tiendas y agricultura". La consecuencia para los jóvenes, concluye, es marcharse: "Hay que mirar por tu futuro y aquí no lo hay". Según un estudio del PP, de cada cuatro jóvenes que salen a estudiar o trabajar fuera, sólo vuelve uno.

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Los jóvenes en Guadix no parecen conformes con su pueblo. No sólo tienen un futuro difícil. También el presente les incomoda. Dicen que la ciudad no les ofrece ni buenos sitios para salir de copas. Esta joven cuenta que para divertirse los sábados se tiene que ir con su novio "a Baza o a Granada". A 55 kilómetros de autovía de Granada y a 45 de Baza, Guadix está condicionada por la cercanía a una capital que lo tiene casi todo y a una ciudad de igual número de habitantes pero cuya mayor distancia de la capital le justifica algunos equipamientos extra que no tiene Guadix. En su lucha por un hospital, Baza lo tuvo primero; en su lucha por un conservatorio de grado medio, Baza lo consiguió antes. Es el sino de Guadix: Baza se lleva las mejores instalaciones y Granada, las personas.

La capital está a algo más de media hora de coche, por lo que mucha gente que trabaja en Guadix vive en Granada. Miguel Pedraza, candidato por IU, estima que el 80% de los funcionarios viaja desde Granada cada día. Eso significa que "cobran y gastan allí". Además, ese capital humano no acaba de implicarse en la ciudad.

Una visita al mercado de abastos da idea de que las cosas no están muy animadas. Poca gente de compras a mediodía y varios puestos cerrados. Francisco Casado Rodríguez ha regentado durante 30 años una de las carnicerías del mercado. "Este pueblo apenas ofrece trabajo. Antes había una fábrica azucarera pero la cerraron. Ahora no hay industria", dice. Según cuenta Casado, muchos accitanos siguen emigrando a trabajar en Baleares, Cataluña o en la aceituna en Jaén.

Antonio Avilés, actual alcalde por el PSOE, reconoce que el principal problema del pueblo es la falta de empleo: "Hemos buscado inversiones y vamos a hacer un campo de golf con 1.200 viviendas anejas, dos grandes hoteles y un gran polígono industrial. Se van a crear muchos puestos de trabajo". Y sigue: "El nuevo hospital estará listo en dos o tres años y traerá otros 250 trabajos". A algunos accitanos, sin embargo, lo del campo de golf y los hoteles les parece algo lejano y lo del hospital es una exigencia del pueblo desde hace décadas y cuya venta electoral, a estas alturas, está devaluada.

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Sebastián Pérez, candidato del PP, recuerda que el polígono ya lo prometieron hace cuatro años. Tanto Pérez, como María Angustias Molero, la joven que no sabe si va a votar o no, recuerdan otra promesa que quedó en nada: una fábrica de autobuses en la ciudad. Algunos fueron incluso a recibir cursos a Barcelona. No se ha puesto ni un ladrillo.

La sensación que dan comerciantes y viandantes es que todos están cansados de sus políticos, resignados a que todo siga igual y hartos de que nadie ofrezca un futuro distinto. A lo sumo, algunos creen que el PSOE "puede perder la mayoría absoluta", algo que no ha ocurrido en toda la historia democrática de la ciudad.

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