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El Ayuntamiento convierte el vertedero de Valdemingómez en un parque forestal

Los vecinos dudan de que la nueva zona verde mejore la "nefasta" calidad del aire

Basuras transformadas en zonas verdes. La capital cuenta desde hoy con un nuevo parque forestal de 110 hectáreas -casi como el Retiro- levantado sobre el inmenso depósito de basuras que fue el vertedero de Valdemingómez durante 20 años. La montaña de desperdicios ha sido sellada y el Ayuntamiento convertirá el gas metano que se genera por la descomposición de los desperdicios en electricidad. El año que viene se alcanzará la máxima producción: 140 millones de kilovatios hora, lo que equivale al 75% del consumo anual de alumbrado público municipal.

Los vecinos de la zona, castigados durante años por los fuertes olores del vertedero, no confían en que el nuevo parque mejore la calidad ambiental de zonas como Villa de Vallecas, Vicálvaro o Rivas. Las obras de recuperación, financiadas por la Unión Europea y el Ayuntamiento, han supuesto 70,7 millones de euros.

Valdemingómez fue el depósito de basuras de tres millones de madrileños durante más de 20 años, entre 1978 y 2000, y el castigo para las narices de miles de residentes de los alrededores, principalmente de Villa de Vallecas, Vicálvaro y el municipio de Rivas-Vaciamadrid.

Estos vecinos aseguran que aún sufren los malos olores que proceden, entre otros lugares, del actual y adyacente vertedero de Las Dehesas. Y, aunque con el nuevo parque forestal el Ayuntamiento pretende mejorar la calidad ambiental de la zona, los residentes se muestran escépticos: "Todavía no es un parque consolidado y dudamos mucho que sirva para mejorar la calidad del aire, que es la peor de toda la capital", señaló ayer Marisa García de la Torre, presidenta de la asociación de vecinos La Colmena, del barrio de Santa Eugenia (Villa de Vallecas). Este barrio dista unos tres kilómetros de la zona de Valdemingómez. "Los olores son espantosos, sobre todo en primavera y en otoño", aseguran los residentes.

Constantes mejoras

El concejal de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, responde que el vertedero de Madrid no se ha colocado ahora, sino hace años. "Estamos haciendo constantes mejoras para luchar contra los olores. Antes yo recibía muchas llamadas de los vecinos protestando, pero ahora son muy pocas", dijo el edil.

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La emisión de gases a la atmósfera ha sido otra de las polémicas que han acompañado siempre a este enorme basurero. El proyecto que hoy inaugura la ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, y el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, incluye, además del proyecto del parque, la desgasificación de los desperdicios.

Para hacer posible la desgasificación, los 21 millones de toneladas de basuras de Valdemingómez fueron previamente selladas con varias capas de poliéster y polipropileno con el fin de aislar los desperdicios a un metro y medio del nivel del suelo, como si fuesen un inmenso globo con el gas metano dentro.

En total, los técnicos colocaron 950 metros cuadrados de láminas de polietileno y 3,2 millones de metros cuadrados de geotextil. Doscientos ochenta pozos de captación extraen el gas contenido en el vertedero y procedente de la descomposición de las basuras. Después, el biogás se somete a un lavado con el fin de reducir la concentración de azufre y, mediante un sofisticado sistema se transforma en energía eléctrica. La planta eléctrica que produzca energía con el metano extraído alcanzará en 2004 su máxima producción: 140 millones de kilovatios hora, cantidad equivalente al 75% del consumo energético anual del alumbrado público madrileño.

Con el tiempo, esa producción irá disminuyendo. Dentro de 18 años se agotará la explotación del metano. Toda esa energía eléctrica obtenida será vendida durante estos años por el Ayuntamiento a Unión Fenosa. Según los cálculos municipales, ese consumo energético se destinará a abastecer las nuevas urbanizaciones de Rivas y Arganda del Rey, al nuevo barrio de Vallecas y al desarrollo del sureste.

Encima de esa montaña de basuras desgasificada es donde el Ayuntamiento ha construido el parque forestal siguiendo las recomendaciones del Plan Rector del Parque Regional del Sureste. En total, se han plantado 60.000 árboles de 16 especies diferentes y 300.000 arbustos.

De todas formas, hasta que los árboles no crezcan y el parque se consolide, las visitas van a ser restringidas. El recinto no será abierto a todo el público hasta dentro de unos años, cuando los árboles echen raíces y formen ya parte del paisaje de la zona.

Una carretera polémica

El mal estado de la carretera de Valdemingómez, que discurre por la antigua Cañada Real y parte del kilómetro 14 de la N-III, ha sido denunciado por CC OO y UGT. Para terminar con los baches, el Ayuntamiento de Madrid ha destinado una partida de 600.000 euros. Las obras, que ya han empezado y acabarán a finales de mayo, están acondicionando esta calzada y mejorando su iluminación. El Consistorio ha tenido que pedir autorización al Gobierno regional para hacer los trabajos, ya que la Cañada Real es una zona protegida. La idea es que más adelante se construya un nuevo ramal de acceso con salida directa a la M-50 para que, cuando esté listo, sustituya a la actual vía.

Para Jesús Rodríguez, de CC OO, la solución dada por el Consistorio para la carretera "no es la mejor, pero por lo menos es una solución". "La carretera ya la están arreglando y poniéndola parches, y eso es una mejora", opina Rodríguez.

Más de 3.000 camiones llenos de desperdicios circulan a diario por esta vía. Los habitantes de las casas de la Cañada Real que flanquean la carretera la cruzan continuamente y en los últimos años se han producido varios atropellos mortales.

El problema de circular por esta vía es que a ella salen continuamente camiones de los recintos del vertedero, con lo que, en los cruces, las medidas de precaución tienen que ser extremas. En la antigua senda de la Cañada Real hay unas 2.000 construcciones ilegales, como chalés, bares, hoteles, viveros, e incluso una empresa de venta de piscinas.

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