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Reportaje:ELECCIONES 25M | Retrato de ciudades

La particularidad de Alcalá de Guadaíra

Con cerca de 60.000 habitantes, este municipio convive con el recelo que despierta la influencia que ejerce Sevilla

Encontrar en el término municipal de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) una sola señal que indique al conductor despistado cómo dirigirse hacia Dos Hermanas o Sevilla es una empresa imposible. Y eso que en este municipio de 57.426 habitantes, que apenas dista unos 20 kilómetros de la capital andaluza y otros ocho de la vecina localidad nazarena, Dos Hermanas se erige como el espejo en el que mirarse, para lo bueno y para lo malo.

Y es que, los alcalareños guardan una forma de ser muy particular, algo que se encargan de resaltar a la más mínima los propietarios de los pequeños comercios y que se refleja en un estudio municipal. Así, no dudan en establecer distinciones entre los habitantes del pueblo: "los alcalareños de toda la vida", esto es, los nativos o pertenecientes a una familia oriunda de Alcalá o "los venidos de fuera", aquellos que llegaron en los años 60 atraídos por los planes desarrollistas del tardofranquismo o en épocas posteriores. Un 69% de los alcalareños se identifican, según este estudio, con el primer caso, mientras que el 31% restante muestra poco apego por el municipio y alega que su presencia allí obedece a "al bien" de su familia o, simplemente, "porque no tienen remedio". Este último sentimiento es el que más inquieta a las autoridades, que asisten preocupados al poco grado de implicación que muestra una buena parte de los vecinos, pese a ser contribuyentes activos.

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"Alcalá se está convirtiendo en una ciudad dormitorio. La gente ni compra, ni come, ni hace vida aquí. Se van a trabajar y ya sólo vuelven para acostarse. Hacen vida fuera del pueblo. Y si encima, la poca que hacen se ve dificultada por los problemas de tráfico que tenemos... El centro está imposible, no hay aparcamientos y la gente para ir de compras ha de recorrer cerca de tres kilómetros a pie. Esto les refuerza en la idea de que es mejor hacer vida fuera del pueblo", afirma José Luis Bernárdez, propietario de una tienda de ropa de niños.

"¿Qué echo en falta? Pues el metrotren para empezar. Aparte, yo como comerciante sufro de todos los males. Mira a tu alrededor; las tiendas parecen cárceles con tanta reja. La falta de seguridad es tremenda y encima ahora están impulsando las grandes superficies, que van a ser las que nos lleven a la ruina", se queja Bernarda Moreno, propietaria de una ferretería en el popular barrio del Instituto. Bernarda, que critica la atención que las autoridades dispensan a la zona comercial del centro, coincide sin embargo con sus colegas en resaltar que los alcalareños son "muy especiales". Esta particularidad reside en un sólo hecho: que prefieren hacer vida en Sevilla antes que en el pueblo, con el perjuicio que esta forma de vivir reporta, y no sólo a los comerciantes.

Esta falta de integración influye en los planes urbanísticos del actual equipo de gobierno socialista que dirige Antonio Gutiérrez Limones.. Aparte de la apuesta por impulsar el sector industrial en Alcalá -que supone el 44% de la producción provincial-, los esfuerzos se centran en que este pueblo no acabe convirtiéndose en una ciudad dormitorio como las que ya rodean la capital. Mejor percepción de Alcalá tiene todo un veterano del sector servicios del pueblo. A sus 71 años, Manuel Cabreja aún trabaja a pie de horno en el obrador de La Confitería, un establecimiento que data de 1860 y que él regenta desde hace 28 años. Manuel, nativo de Morón, no comparte las críticas que sus vecinos hacen de la situación del pueblo, -"Nunca ha estado mejor; ahora no le falta de nada", dice- , aunque también se queja del problema del tráfico, "que me quita clientes". La circulación, agravada por la peculiar orografía de Alcalá; la seguridad; el nivel de desempleo juvenil; la limpieza y el cuidado de sus calles y parques son las principales preocupaciones de los alcalareños, quienes, no obstante, consideran de forma mayoritaria (71,6%) que en Alcalá de Guadaíra se dan "buenas condiciones de vida".

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