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SEGURIDAD ALIMENTARIA

El sector cárnico, al borde del colapso

Agricultura comprará 15.000 toneladas de harinas y 40.000 de vacuno para frenar la caída de precios

El impacto económico del mal de las vacas locas ni empieza ni acaba en el perjuicio que sufren los ganaderos que deben sacrificar sus reses mayores de 30 meses o enfermas. La propia industria cárnica, que ocupa a más de 60.000 trabajadores en toda España, es una cadena interdependiente que ha estado a punto de romperse de no alcanzarse ayer una solución urgente para la retirada de miles de toneladas de despojos que se generan diariamente en los mataderos y que ya nunca más se podrán usar para alimentar a cerdos y aves. En este fuego cruzado, el consumidor sigue sin creer en los mensajes tranquilizadores de la Administración y ha reducido el consumo de carne a la mitad.

El Ministerio de Agricultura emprenderá esta semana una intervención en el sector cárnico que pretende paliar la crisis en cascada que se fragua desde la aparición en España de los dos primeros casos de vacas locas. Por un lado, comprará 40.000 toneladas de carne a los productores para frenar la caída del precio. Según el subsecretario de Agricultura, Manuel Lamela, ha descendido en origen un 35% a lo largo de las últimas tres semanas. Y por otro, ha acordado con los fabricantes de harinas cárnicas adquirirles un máximo de 15.000 toneladas acumuladas en sus establecimientos desde que el pasado día 4 los ministros de la UE decidieron prohibir su uso en la alimentación de todos los animales de abasto. El acuerdo, negociado contrareloj en la madrugada del sábado con la patronal de fabricantes de harinas (Anagrasa), ha evitado una huelga de 43 empresas que amenazaba con paralizar este lunes de rebote a los mataderos, donde se producen diariamente unas 6.000 toneladas de despojos tras el sacrificio de las reses. Anagrasa seguirá transformando estos residuos en harinas que serán despositadas, de momento, en vertederos controlados para su posterior destrucción. Los representantes de las comunidades autónomas se reunirán este martes en Madrid para elaborar un plan de tratamiento de ámbito nacional. Agricultura se ha comprometido a pagar a los productores de harinas 35 pesetas por kilo, más otras tres pesetas en concepto de gastos de transporte hasta los vertederos. La operación, de aquí al 31 de diciembre, costará unos 570 millones de pesetas de los que se hará cargo el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). En cualquier caso, Agricultura advierte a estas empresas que "deben acomodarse a la nueva situación del mercado a partir de enero de 2001, permitiendo con su actividad una transición progresiva que garantice el funcionamiento de los mataderos e industrias cárnicas".

Almacén en frigoríficos

Esta semana se fijará igualmente el precio de compra de las 40.000 toneladas de carne que Agricultura adquirirá para frenar la fuerte caída registrada en las últimas semanas. En ello se invertirán otros 3.700 millones de pesetas, según cálculos de Lamela, canalizados igualmente a traves del FEGA. La carne, despiezada y sacrificada como mucho 48 horas antes de la entrega, se almacenará en una red de frigoríficos, cuyo destino "será el que decida la Unión Europea", explica el subsecretario de Agricultura. "Se puede tener almacenada hasta tres años y generalmente lo que se hace es destinarla a la exportación a terceros mercados o bien a programas de ayuda humanitaria" Los ganaderos esperan igualmente las subvenciones europeas previstas más adelante para el sacrificio de las reses mayores de 30 meses. El efecto devastador del mal de las vacas locas en el mercado no ha hecho más que empezar. Según cálculos de Aprovac, la Asociación Nacional de Productores de Carne de Vacuno, las pérdidas de todo el sector cárnico pueden rondar los 9.600 millones de pesetas en sólo un mes. Aprovac tiene previsto realizar una manifestación mañana, lunes, frente al Ministerio de Agricultura para trasladar su preocupación al ministro. Porque tras el impacto económico está el fantasma de la regulación de empleo, que Fernando Pascual, secretario general de Asocarne (Asociación Nacional de Empresas de la Carne) no tiene empacho en sacar a relucir. "Si esto sigue así, tendremos que negociar una reducción de puestos de trabajo", advierte. En este sentido, la asociación que representa se ha puesto en contacto con los sindicatos. UGT dirigió esta semana una carta al ministro de Agricultura acuciándole en la búsqueda de una solución, informa Blanca Uruñuela, secretaria general de la Federación de Alimentación de este sindicato. "Éste es un problema gravísimo. El sector puede llegar a un colapso total y, si llega, la inmediata va a ser la regulación de empleo", reconoce. Así se lo hizo saber al ministro en la misiva, al tiempo que le proponía una reunión inmediata con los afectados. Las industrias cárnicas en general ocupan en España a casi 65.000 trabajadores en empleo directo, además de los puestos indirectos que generan, y mueve en ventas 1,6 billones de pesetas anuales, según datos de Asocarne. Hasta ahora, los restos cárnicos de los mataderos generaban beneficio para todos. Para quien se desprendía de ellos y para quienes los transformaban en piensos y grasas. Por ello, en los industriales ronda una nueva preocupación: qué se hará a medio plazo con los despojos y quién pagará el coste de su destrucción, en quién recaerá ahora lo que parece un gravámen no esperado sobre el producto final. El consumidor puede ser, al final, el afectado. El pasado jueves, en una de las mayores industrias cárnicas del mercado central de Madrid, Los Norteños, apenas entraba el 50% de producto de lo que es habitual por estas fechas. Su gerente, Constantino González, no ocultaba su contrariedad. "Aparte de la ruina económica para muchas empresas, esto va a afectar rápidamente al consumidor, porque la carne va a subir mucho de precio por culpa de los costes de distribución".

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