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India y Pakistán, dispuestos a enterrar el hacha de la guerra nuclear

Después de 16 meses de tensión, India y Pakistán, que han librado ya cuatro guerras desde que obtuvieron la independencia del imperio británico en 1949, parecen dispuestos a enterrar el hacha de la más terrible de sus contiendas, la nuclear. Ambos países anunciaron la semana pasada el restablecimiento bilateral de las relaciones diplomáticas plenas y ayer el primer ministro paquistaní, Zafarulá Jamali, manifestó la disposición de su Gobierno a reanudar las comunicaciones terrestres y aéreas con su vecino y a mantener conversaciones para encontrar una "solución definitiva" a la cuestión de Cachemira, que envenena las relaciones entre Islamabad y Nueva Delhi.

El primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, se declaró el mes pasado abierto a entablar negociaciones con Pakistán, siempre que ese país diera muestras de buena voluntad y pusiera fin a lo que India llama "infiltraciones transfronterizas" de extremistas islámicos en la disputada región de Cachemira.

Presionado por EE UU, cuyo subsecretario de Estado, Richard Armitage, emprendió ayer una gira a India, Pakistán y Afganistán, Islamabad ha respondido con creces a la oferta de su vecino. El presidente Pervez Musharraf ha presentado a India una propuesta para la firma de un tratado de no agresión y de desnuclearización del sur de Asia, después de encontrar una solución permanente para Cachemira.

El mundo se quedó atónito cuando en mayo de 1998 los dos enemigos históricos realizaron con éxito sendas pruebas nucleares. A pesar de las presiones internacionales, ninguno de los dos países firmó el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares, lo que desató el temor a que se embarcasen en una incontenible carrera armamentista. Nadie sabe con seguridad cuántas cabezas nucleares poseen India o Pakistán, pero un estudio de investigadores nucleares publicado por NewScientist.com señala que si en una contienda India y Pakistán utilizan el 10% de sus respectivos arsenales contra 10 de sus ciudades más pobladas, morirían más de tres millones de personas y 1,5 millones resultarían heridas.

Gesto de buena voluntad

"Es importante tanto para India como para Pakistán que comencemos serias discusiones para la estabilidad estratégica y nuclear en nuestra región", declaró ayer el primer ministro paquistaní. En un gesto de buena voluntad, Jamali indicó que además de restablecer el tráfico rodado, aéreo y ferroviario, levantará las restricciones comerciales, pondrá en libertad a los pescadores indios apresados y reanudará los contactos deportivos.

Ambos países procederán a reducir el número de efectivos destacados en la larga frontera común, que llegaron a superar el millón en los meses de más tensión de mediados de 2002.

Cachemira, poblada casi absolutamente por musulmanes, está dividida por la línea verde, trazada por la ONU tras la primera guerra en 1950, que dejó un tercio en Pakistán y dos en India, a la espera de la celebración de un plebiscito.

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