La Justicia de EE UU investiga a Boeing por espionaje industrial
La aeronáutica pudo usar datos de Lockheed para ganar un contrato de 2.000 millones
El Gobierno de Estados Unidos está investigando si Boeing recurrió al espionaje industrial para ganar a Lockheed Martin un contrato de casi 2.000 millones de dólares para la fabricación de cohetes lanzadores de satélites de uso militar. La primera compañía aeroespacial del mundo contrató en 1997 a un ingeniero de Lockheed que presuntamente se presentó a pedir trabajo con miles de documentos bajo el brazo. Le despidió en 1999 y la demanda por despido improcedente dio lugar a la investigación que al trascender ayer hacía caer la cotización un 3,49%.
A mediados de la pasada década, Boeing y Lockheed disputaban cerradamente la concesión de un contrato del Fuerza Aérea para la fabricación de un cohete que pusiera en órbita satélites de comunicaciones y de espionaje. Por entonces acudió Kenneth Branch a las instalaciones de la división de cohetes de Boeing en Huntington Beach, al sur de Lon Angeles. Branch era un ingeniero de Lockheed en busca de trabajo. Según informaba ayer The Wall Street Journal, Branch reforzó su candidatura con la presentación de documentos secretos sobre los planes de Lockheed. Fue contratado en 1997, según su supervisor y luego jefe, William Erskine, porque "hizo bajo cuerda" la oferta de entregar todos los documentos de la Lockheed que poseía.
"Fui contratado para ganar e iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano para conseguirlo", manifestó luego Erskine, al ser advertido sobre la posible ilegalidad del caso y antes de ser despedido, junto a Branch. Al tiempo que despedía a los dos ingenieros en 1999, Boeing devolvió algunos documentos y dijo que daba por cerrado el caso. No obstante, el rotativo informa que la semana pasada Lockheed todavía estaba recibiendo cajas con papeles suyos enviados por Boeing.
El Departamento de Justicia está investigando ahora si Boeing alentó a sus ejecutivos a realizar espionaje o dar alas a quienes lo realizaban. El gigante aeroespacial lo niega en documentos presentados ante los tribunales en la causa por el despido de los dos ingenieros y también niega que las investigaciones de Lockheed fueran empleadas en su propio proyecto, aunque Erskine asegura que algunos documentos fueron utilizados para retocar y mejorar la oferta de Boeing.
La Fuerza Aérea decidió en 1998 repartir el contrato entre las dos compañías, con Boeing como principal concesionaria con su cohete Delta IV y Lockheed como complemento. De 28 lanzamientos, Boeing obtuvo 19 a cambio de 1.880 millones de dólares. Aunque, según los especialistas y ejecutivos de ambas compañías por lo favorable de los términos económicos de su oferta más que por la especificaciones técnicas.
No es la primera vez que Boeing se ve implicada en actividades clandestinas. El diario neoyorquino recordaba varios incidentes en los años ochenta, cuando Boeing se hizo con documentos secretos del Pentágono y tuvo que pagar una multa y comprometerse a no volver a incurrir en semejantes acciones. Erskine reveló en su demanda que Boeing mantiene en su sede de Huntington Beach una pieza de acceso ultrarrestringido en la que atesora documentos de sus competidores y que todos los papeles que allí se destruyen son incinerados.
Boeing reconoció ayer que estaba colaborando con la investigación, sin dar mayores detalles. El Departamento de Justicia tampoco hizo comentarios. El pasado mes de enero, Boeing perdió un contrato relacionado con el proyecto defensa de guerra de las galaxias de George Bush después de que una investigación oficial probara que sus trabajadores tenían documentos confidenciales de una empresa de la competencia.
La compañía de Chicago aspira a convertirse en el principal proveedor de tecnología para ese proyecto y una sanción que conllevara la pérdida del derecho a competir por futuros contratos, en ese o en otros campos, constituiría un gravísimo contratiempo para Boeing, cuyo negocio con el Pentágono le reportó el año pasado 25.000 millones de dólares.
Boeing es el tercer mayor concesionario de contratos del Pentágono, al que proporciona aviones de combate, helicópteros y bombas inteligente, y los analistas consideran que dada la situación de oligopolio del sector industrial en Defensa, el Pentágono no está en condiciones de represaliar con dureza a la compañía. Sobre la mesa, hay un contrato por 17.000 millones de dólares para el alquiler por la Fuerza Aérea de un centenar de aviones nodriza.
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